Chocano José Saantos Lugar y Fecha de Nacimiento(Defunción):José Saantos Chocano Lima, Perú (1875-1934) Lima, Perú 1875 - Santiago de Chile, Chile 1934) Poeta y diplomático peruano, de vida turbulenta y amante de su patria y toda la América. Por esta razón convive con Francisco Villa en México y Estrada Cabrera en Guatemala. Dueño de un recio carácter así como apasionado sentimiento. Recorre buena parte de Sudamérica donde es reconocido por su gran calidad poética, al igual que en europa. Sus principales obras son: En la aldea (1895),Iras santas (1895), Azahares (1896), Selva virgen (1898),La epopeya del Morro (1899), El fin de Satán y otros poemas (1901),Los cantos del Pacífico (1904), Alma América (1906),Fiat Lux (1908), Puerto Rico lírico y otros poemas (1914),Primicias de Oro de Indias (1934), Poemas de amor doliente (1937),Oro de Indias (1941). Vivió en México, Perú, Guatemala, Chile, La Habana, Puerto Rico, Honduras, Colombia, y Nueva York. Contemporáneo de Rubén Darío, Salvador Díaz Mirón y Miguel de Unamuno. La novia abandonada Todas las tardes llega la novia abandonada a sentarse a la orilla del mar; y la mirada fija en un punto como si no mirase nada; minetras que el mar, al son de su eterna canción, hincha y rompe las olas, de peñón en peñón como un niño que juega con globos de jabón. Los ojos de la novia preguntan por la vela que traerá al prometido... Y el llanto los consuela. Y el alma sigue el rumbo de un pájaro que vuela. No en vano son azules sus ojos; tal inspiran dulces y perfumados ensueños. Cuando miran los ojos negros hablan; los azules suspiran. Los niños en la playa corren a su placer; y la pálida novia se distrae con ver un barco que anda como si fuese una mujer. Sufre con el recuerdo de aquel lejano viaje de su novio a las tierras del Sol, de donde el traje de bodas vendrá un día; la espuma es el encaje. Pero también ¡quién sabe! teme para su mal que le arrojen las olas un anuncio fatal, entre una misteriosa botella de cristal. Y así una y otra tarde, y así uno y otro año, sin que asome su indócil cabeza al desengaño... ¡Ay! Pero la esperanza concluye haciendo daño. La esperanza es a modo de un torcedor interno; y un Purgatorio eterno, peor que el mismo Infierno, fuese la eterna burla para el dolor eterno. Tal se enfermó la novia; y enferma no quería abandonar su sueño. Y acaso hoy estaría, si no hubiese muerto, soñando todavía. Cuando entró en la agonía mirando la lejana plenitud de las olas, por entre una ventana, murmuró únicamente: --Tal vez vendrá mañana. Mientras que el mar, al son de su eterna canción, reventaba las olas de peñón a peñón como un niño que juega con globos de jabón... Lima, Perú (1875-1934) |