Whitman Walt Lugar y Fecha de Nacimiento(Defunción):Walt Whitman Estados Unidos(1819-1892) Poeta estadounidense cuya obra afirma claramente la importancia y la unicidad de todos los seres humanos. Su valiente ruptura con la poética tradicional, tanto en el plano de los contenidos como en el del estilo, marcó un camino que siguieron posteriores generaciones de poetas de su país. Nació el 31 de mayo de 1819 cerca de Huntington (Nueva York). Fue el segundo de nueve hermanos, hijo de un carpintero. El poeta se sintió siempre muy próximo a su madre. Cuando contaba cuatro años de edad, su familia se trasladó a Brooklyn, donde asistió a una escuela pública durante seis años, antes de trabajar como aprendiz en una imprenta. Dos años más tarde, se mudó a la ciudad de Nueva York, donde trabajó como impresor, pero regresó a Long Island en 1835 para dar clases en distintas escuelas del condado. Entre 1838 y 1839 publicó un periódico, el Long-Islander, en Huntington; aburrido por su estilo de vida, volvió a Nueva York y trabajó como periodista. Se convirtió en asistente asiduo de teatros y, lector omnívoro como fue siempre, de librerías. Durante esos años escribió poemas y cuentos muy poco originales para distintas publicaciones, así como discursos políticos, por los cuales los demócratas de Tammany Hall le permitieron dirigir varios periódicos de corta tirada y vida. Fue editor del famoso Brooklyn Eagle durante dos años, pero perdió su puesto por apoyar al partido Free-Soil. Tras un breve periodo en Nueva Orleans, regresó a Brooklyn, donde intentó publicar un periódico en la órbita del Free-Soil. Después de pasar varios años desempeñando los más diversos trabajos, incluido el de constructor inmobiliario, empezó a escribir una poesía totalmente distinta de la que se estaba escribiendo, y se dedicó por completo a tal actividad. En 1855, Whitman publicó la primera de las innumerables ediciones de Hojas de hierba, un libro de poemas cuya principal novedad era un tipo de versificación no usado hasta entonces, y que se alejaba radicalmente del que el poeta había utilizado en los poemas sentimentales que escribió en la década anterior. Puesto que en esta obra alababa el cuerpo humano y glorificaba los gozos de los sentidos, se vio obligado a sufragar él mismo los gastos de su publicación, y a colaborar en las tareas de imprenta. Su nombre no aparecía en la portada de esta edición, pero sí un retrato suyo en camiseta, con los brazos en jarras y el sombrero ladeado, en actitud desafiante. En un largo prefacio, el autor saludaba el advenimiento de una nueva literatura democrática -acorde con el pueblo-, sencilla e irreductible, escrita por un nuevo tipo de poeta afectuoso, potente y heroico, que conduciría a los lectores a través de la poesía con la fuerza de su magnética personalidad. Whitman pasó el resto de su vida intentando aproximarse a ese modelo de poeta. La edición de 1855 de Hojas de hierba contenía 12 poemas sin título, escritos en versos largos y cadenciosos que se asemejan a los de la Biblia del rey Jacobo. El más largo y de mayor calidad de ellos, que más tarde recibió el título de -Canto a mí mismo- (este largo poema ha sido publicado muchas veces como libro autónomo y el poeta español León Felipe lo tradujo en 1941), consistía en la visión de un 'Yo' simbólico presa de una sensualidad que le hace amar a todas las gentes que se va encontrando en un imaginario vuelo desde el Atlántico hasta el Pacífico. Ninguno de los poemas de esta primera edición alcanza la intensidad de éste, a excepción de -Los dormidos-, otro vuelo visionario en el que queda simbolizada la vida, la muerte y el nuevo nacimiento. Animado por una carta personal de felicitación que le envió el ensayista y poeta Ralph Waldo Emerson, Whitman se apresuró a preparar una nueva edición de Hojas de hierba (1856), que contenía numerosas revisiones y añadidos, y que fue la primera de una serie de reediciones retocadas que el poeta iría realizando a lo largo de su vida. El poema más significativo de esta edición de 1856 es -En el transbordador de Brooklyn-, en el cual el autor reúne a todos sus lectores del pasado y el futuro a bordo de un transbordador marítimo. En la tercera edición del libro (1860), se empiezan a encontrar poemas más alegóricos. Así, en -La cuna que se mece sin fin-, un poema cuya musicalidad está tomada de la ópera italiana, de la que el autor era un devoto conocedor, un pájaro (la voz de la naturaleza) revela a un niño (el futuro poeta) el significado de la muerte. En esta edición aparecieron dos nuevos ciclos de poemas, -Hijos de Adán- y -Calamus-, que afrontan de lleno los temas de la amistad y la sexualidad, hasta el punto de que se especula con la posibilidad de que -Calamus- estuviera inspirado en una relación homosexual del autor. Redobles de tambor (1865, añadida a la edición de 1867 de Hojas de hierba) refleja la preocupación del poeta por las consecuencias de la Guerra Civil estadounidense, y su esperanza de una rápida reconciliación entre Norte y Sur de los recién creados Estados Unidos. Secuela (1866) a Redobles de tambor contiene -Cuando las lilas florecían en la puerta del patio-, una gran elegía al asesinado presidente Abraham Lincoln, así como su poema más conocido, -¡Oh, capitán, mi capitán!-. Otra obra suya, Paso hacia la India (1871) se basaba en una visión mística de la unión de Oriente y Occidente, paralela a la del alma con Dios, simbolizadas por los modernos medios de comunicación y transporte. En 1881 quedó, por fin, satisfecho con sus poemas, pero no dejó de publicar nuevas ediciones de Hojas de hierba hasta la versión final de 1892. Póstumamente, en 1897, apareció un nuevo ciclo de poemas, -Ecos de la vejez-, que entró a formar parte de la versión definitiva de Hojas de hierba, editada en 1965 por Harold W. Blodgett y Sculley Bradley y traducida al español por el escritor argentino Jorge Luis Borges, en 1972. Durante la guerra de Secesión, Whitman asistió espiritualmente a soldados heridos en un hospital militar del bando norteño en la ciudad de Washington. Continuó trabajando para el gobierno hasta 1873, en que sufrió un grave ataque que le dejó como secuela una parálisis parcial. Se marchó entonces a vivir con su hermano George en Camden (Nueva Jersey), hasta 1884, año en que compró su propia casa. En ella vivió, revisando y añadiendo poemas a Hojas de hierba, hasta su muerte, acaecida el 26 de marzo de 1892. Durante esos sus últimos años, también escribió obras en prosa de gran calidad, como los ensayos Perspectivas democráticas (1871), que se consideran en la actualidad una exposición clásica de la teoría de la democracia y sus posibilidades. Días ejemplares (1882-1883), por otro lado, contiene antiguos textos sobre la guerra de Secesión y el asesinato del presidente Lincoln, y notas sobre la naturaleza, escritas durante su vejez. La poesía de Whitman ha sido traducida a las lenguas más importantes del mundo. Se le reconoce una influencia fundamental en la obra de William Carlos Williams, Wallace Stevens y Allen Ginsberg, que se inspiró fundamentalmente en la particular aproximación a la sexualidad de algunos poemas de Whitman. Muchos especialistas contemporáneos han explorado los vínculos entre su vida y su literatura. En la literatura en español han reconocido la influencia de Whitman y han explicitado su admiración y sus críticas por él, poetas como Federico García Lorca (Un poeta en Nueva York) y Pablo Neruda (Cantos de Vida y Esperanza). © -------------------------------------------------------------------------------------------------------- Cosmos " Quién contiene a la diversidad y es la Naturaleza quién es la amplitud de la tierra y la rudeza y sexualidad de la tierra y la gran caridad de la tierra, y también el equilibrio quién no ha dirigido en vano su mirada por las ventanas de los ojos o cuyo cerebro no ha dado en vano audiencia a sus mensajeros quién contiene a los creyentes y a los incrédulos quién es el amante más majestuoso quién, hombre o mujer, posee debidamente su trinidad de realismo de espiritualidad y de lo estético o intelectual quién después de haber considerado su cuerpo encuentra que todos sus órganos y sus partes son buenos quién, hombre o mujer, con la teoría de la tierra y de su cuerpo comprende por sutiles analogías todas las otras teorías la teoría de una ciudad, de un poema y de la vasta política de los Estados quién cree no sólo en nuestro globo con su sol y su luna sino en los otros globos con sus soles y sus lunas quién hombre o mujer, al construir su casa no para un día sino para la eternidad ve a las razas, épocas, efemérides, generaciones. El pasado, el futuro, morar allí, como el espacio indisolublemente juntos. " Con el reflujo del océano de la vida " (...) Mientras recorro las playas que no conozco mientras escucho la endecha las voces de los hombres y mujeres náufragos mientras aspiro las brisas impalpables que me asedian mientras el océano, tan misterioso se aproxima a mi cada vez más yo no soy sino un insignificante madero abandonado por la resaca un puñado de arena y hojas muertas y me confundo con las arenas y con los restos del naufragio. Oh! desconcertado, frustrado, humillado hasta el polvo oprimido por el peso de mi mismo pues me he atrevido a abrir la boca sabiendo ya que en medio de esa verbosidad cuyos ecos oigo jamás he sospechado qué o quién soy a no ser que, ante todos mis arrogantes poemas mi yo real esté de pie, impasible, ileso, no revelado señero, apartado, escarneciéndome con señas y reverencias burlonamente amables con carcajadas irónicas a cada una de las palabras que he escrito indicando en silencio estos cantos y, luego, la arena en que asiento mis pies. Ahora sé que nada he comprendido, ni el objeto más pequeño y qué ningún hombre puede comprenderlo. La naturaleza está aquí a la vista del mar aprovechándose de mí para golpearme y para herirme porqué me he atrevido a abrir la boca para cantar. (...) Bajad, aguas del océano de la vida (ya volveréis en la pleamar) no ceses en tus gemidos, vieja madre cruel llora sin término por tus hijos abandonados pero no temas no me niegues no susurres con voz tan ronca y colérica contra mí cuando te toco o me aparto de ti. Os amo tiernamente a ti y a todos hago provisión para mí y para esta sombra que nos mira y nos sigue a mí y a lo que me pertenece. Yo y lo mío, hileras de hierba, pequeños cadáveres espuma blanca como la nieve, burbujas. Ved como de mis labios muertos mana el fango al fin ved cómo los colores del prisma relucen y se agitan manojos de paja, arenas, fragmentos puestos a flote por muchos humores contradictorios por la tempestad, la calma, las tinieblas las olas embravecidas, pensativos, un hálito, una lágrima salobre una salpicadura de agua o fango arrojados igualmente desde las fermentaciones insondables del abismo uno o dos capullos marchitos, desgarrados igualmente flotando sobre las olas a la deriva igualmente para nosotros aquella endecha sollozante de la Naturaleza nos acompaña el clangor de las trompetas e las nubes nosotros, caprichosos, traídos acá no sabemos de dónde tendidos ante ti, tú allá arriba, caminas o te sientas quienquiera que seas, también nosotros yacemos náufragos a tus pies. " Hojas de hierba (fragmento) " Creo que una brizna de hierba no es inferior a la jornada de los astros y que la hormiga no es menos perfecta ni lo es un grano de arena... y que el escuerzo es una obra de arte para los gustos más exigentes... y que la articulación más pequeña de mi mano es un escarnio para todas las máquinas. Quédate conmigo este día y esta noche y poseerás el origen de todos los poemas. Creo en tí alma mía, el otro que soy no debe humillarse ante tí ni tú debes humillarte ante el otro. Retoza conmigo sobre la hierba, quita el freno de tu garganta. (...) Creo que podría retornar y vivir con los animales, son tan plácidos y autónomos. Me detengo y los observo largamente. Ellos no se impacientan, ni se lamentan de su situación. No lloran sus pecados en la oscuridad del cuarto. No me fastidian con sus discusiones sobre sus deberes hacia Dios. Ninguno está descontento. Ninguno padece la manía de poseer objetos. Ninguno se arrodilla ante otro ni ante los antepasados que vivieron hace milenios. Ninguno es respetable o desdichado en toda la faz de la tierra. Así me muestran su relación conmigo y yo la acepto. (...) No pregunto quién eres, eso carece de importancia para mí. No puedes hacer ni ser más que aquello que yo te inculco. " Estados Unidos(1819-1892) |