Pintores Mexicanos

Orozco Rivera Mario

Fecha de Nacimiento(Defunción):México DF (1939)

Mario Orozco Rivera
Arte que no es subversivo no es arte: Mario Orozco Rivera

Juan Carlos Hernández Lemus
Luego de trabajar por seis años en un circo, Mario Orozco Rivera (ciudad de México, 1930) ingresó, en l952, a la Escuela de Pintura y Escultura La Esmeralda donde, entre otros, tuvo como maestros a Manuel Rodríguez Lozano y Carlos Orozco Romero. En 1954 fue premiado por haber sido el mejor alumno de la escuela durante ese curso. Un año antes realizó su primera exposición individual en el Círculo de Bellas Artes. De manera consecutiva recibió, en 1955 y 1956, el premio Adquisición en la exposición "Nuevos valores " del Salón de la Plástica Mexicana. Posteriormente, en 1957, obtuvo el tercer lugar en el Concurso Internacional de Pintura, celebrado en Moscú. Catedrático de la UNAM y de la Universidad Veracruzana, Mario Orozco se dedicó, desde 1959 y por espacio de cinco años, a pintar varios murales en el campus de este último centro educativo. En 1964 se convirtió en ayudante de David Alfaro Siqueiros, dos años después el maestro lo nombra jefe de ayudantes de su taller en Cuernavaca, donde se realizó una parte sustancial de los murales del Polifórum Cultural Siqueiros. En reconocimiento a la labor de Mario Orozco, una de las salas de exposición de ese recinto lleva su nombre. La milicia política es paralela a la trayectoria artística de este pintor. Por más de 30 años fue integrante del Partido Comunista Mexicano y, posteriormente, del Socialista Unificado de México. Además participa en organizaciones gremiales como el Frente Nacional de Artes Plásticas y la Sociedad Mexicana de Artistas Plásticos (SOMART).
Parte de la extensa obra pictórica, muralística y de caballete, de Mario Orozco Rivera se exhibe en los museos de Arte Moderno de la ciudad de México; Tecnológico de la Comisión Federal de Electricidad; Iconográfico del Quijote, en Guanajuato, y Nacional de Praga. También hay pinturas suyas en la Casa de las Américas, de Cuba, y en colecciones de Venezuela, Argentina, Estados Unidos, China y la extinta URSS, además de otros países. El año pasado una galería particular montó una exposición con obras de Mario Orozco que se presentó en las ciudades de México, Cuernavaca y Nueva York. Pintor controvertido por el contenido de su obra y su actuación política; cercano colaborador de Siqueiros en la creación más relevante del maestro, el Polifórum que lleva su nombre; autor de unas 40 murales y un gran número de pinturas de caballete exhibidas en México y el extranjero, Mario Orozco Rivera expresa con vehemencia: "De tener un carácter subversivo en la época de Diego Rivera, Siqueiros y Orozco, el muralismo se ha convertido en un arte oficialista, de propaganda al sistema". Y concluye: "Los muralistas que ahora son contratados por el Estado deben serle dóciles y nunca confrontar su obra con los intereses de éste".
Luego de su intensa jornada habitual, el pintor aún tuvo ánimo de ser entrevistado en la sala - estudio de su casa, en San Ángel. En una atmósfera todavía impregnada del olor a pintura del cuadro sobre el que trabajaba se desarrolló la platica, que se prolongó varias horas hasta bien entrada la noche. En su arte y actividad política (por casi 30 años militó en el Partido Comunista Mexicano y, posteriormente, en los que derivarían de éste), Mario Orozco se ha caracterizado por su severo enjuiciamiento al Estado mexicano. Ello le ha valido el rechazo de las autoridades culturales del país e incluso la obstaculización de su trabajo, como sucedió en 1962, cuando fue robado del Salón de la Plástica Mexicana su cuadro titulado Nueva Inquisición, el cual aludía al proceso penal a que fue sometido Siqueiros por criticar al presidente López Mateos.

¿Tu trayectoria explica que se te hayan restringido los espacios para hacer murales?

¡Claro!, porque no estoy dispuesto a andar de "agachón" con los funcionarios del gobierno y permitirles que me digan qué debo pintar. Si por ejemplo, me encargaran alguno de los murales que ahora se hacen en la Procuraduría (de Justicia del Distrito Federal), ¿crees que soslayaría el tema de los torturados o de los presos políticos? Yo sí pintaría al responsable de Tlatelolco y del 10 de junio, y también a los de los asesinatos de miembros del PRD.

Ante este panorama, ¿aún tiene futuro un muralismo relacionado con las reivindicaciones sociales, como el postulado por la Escuela Mexicana de Pintura?

El artista se mueve en la orilla de su asiento y a través de sus anteojos clava la mirada en su interlocutor. Se ha tocado un tema que lo exalta.
Desde luego. El hombre de hoy está demostrando su enorme capacidad de disidencia, de ser contestatario ante lo que se burocratiza y pierde vigencia. No son casuales fenómenos como la perestroika. Ahora se crean nuevas formas de comunicación y expresión. El muralismo tiene un futuro mucho mejor que el de las pinturas de caballete que se venden en las galerías como mercancía.

Pero, ¿no se ha demostrado la limitación de los murales, y del arte en general, para promover cambios sociales?

Hay que recordar un hecho muy significativo: en Chile, la campaña de Salvador Allende se hizo a base de murales. Así en parte gracias a la participación de los artistas chilenos de aquel entonces, Allende llegó al poder. Por otro lado se ven nuevas manifestaciones lo mismo en los grafitis --el muralismo de los chavos banda que en los grandes murales que se pintan en todo el mundo.

El Polifórum, ejemplo de integración plástica

Considerado uno de los mejores discípulos de Siqueiros, Mario Orozco se muestra, sin embargo, incómodo cuando se le inquiere sobre cómo influyó éste en su trayectoria. Emite un largo suspiro antes de contestar: Lo que más pondero de mi relación con Siqueiros es la amistad que me brindó. Fue mi amigo, cuate de parranda y camarada. Trabajamos en tareas del Partido Comunista Mexicano, algunas de ellas clandestinas. Pero hasta ahí es donde me quedo... Él es un gran árbol y estar cobijado bajo la sombra de alguno es marchitarse. Por eso no formo parte de ninguna fundación relacionada con él.

Seguramente fue trascendente en tu carrera haber sido jefe del taller donde se realizaron los murales del Polifórum Cultural Siqueiros.

Tuve la oportunidad de vivir una de las últimas experiencias de trabajo en equipo dentro de las artes plásticas en el mundo. Los cineastas, los teatristas tienen, para su fortuna, que trabajar en equipo; pero, "gracias" al mercado, los artistas plásticos nos hemos independizado. Padecemos un individualismo "yoísta" verdaderamente enfermizo y mortal. Ahora ya no hay grandes mecenas como los papas en la época del Renacimiento, quienes encargaban grandes obras para las cuales se formaban equipos de pintores, escultores, artesanos, albañiles, etcétera.

¿En alguna ocasión planteaste la necesidad de integrar la arquitectura con las artes plásticas?

Sí. En México se creó toda una tesis en torno de la integración plástica, en la cual participaron arquitectos, pintores y escultores, creadores de obras como el Centro Médico y la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. Había una mística por hacer obras monumentales; un anhelo por rescatar el monumentalismo de nuestros antepasados, plasmado en construcciones como las pirámides de Teotihuacán. Todo eso se ha perdido en función de un mercado; sin embargo, junto con muchos artistas, tengo la esperanza de que se rescate el arte monumental; de crear espacios importantes para lograr su integración plástica.

¿Se logró esta integración en el Polifórum?

Creo que, independientemente de los gustos personales, el Polifórum es el único ejemplo en nuestros días de un esfuerzo titánico por lograrla. Si salió bien o mal es otro asunto. Ésta creación se tomara como ejemplo, en un mundo terriblemente individualizado, de que sí es posible la formación de equipos interdisciplinarios para crear obras de esa magnitud.

Aunque ya ratificaste tu independencia frente a Siqueiros, ¿no te parece inquietante el abandono de buena parte de su obra?

Te respondo anunciándote lo siguiente: en este momento libro una lucha para conocer el destino de más de 20 murales desaparecidos, entre ellos uno de Siqueiros y otro de Rivera, instalados en lo que fue el Hotel de México. Lo he denunciado en varios periódicos. ¿Qué piensan hacer con todo ese material? Sabemos que por ley un mural es patrimonio de la nación, sobre todo cuando se trata de un artista reconocido. Hay un hermetismo total por parte de la familia Suárez (vendedora del inmueble), la sociedad vinculada con el World Trade Center--que compró el cascarón del edificio--y las autoridades del CONACULTA y el INBA.

Los artistas plásticos seguimos peleando

Continuando la tradición de varios muralistas mexicanos, Mario Orozco se ha vinculado estrechamente con organizaciones gremiales.

¿Qué ha sucedido con las agrupaciones de artistas plásticos, cuya combatividad es legendaria en México?

Efectivamente, los artistas plásticos somos los intelectuales mejor organizados en el país. Tradicionalmente hemos sido uno de los gremios más solidarios. Así ya desde los años veinte se creó el Sindicato de Pintores, Escultores y Grabadores de la República Mexicana. Después surge la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios, en la cual los plásticos juegan un papel importante. Ahora, a través de organizaciones como el Frente Nacional de Artes Plásticas y la Sociedad Mexicana de Artistas Plásticos, seguimos dando la pelea.

¿Qué han logrado?

Hemos obligado al Estado a subsidiarnos, como ha sucedido con el Salón de la Plástica Mexicana, pero sin perder nuestra independencia, que es lo más importante. Por otra parte, la primera gran exposición de arte mexicano que recorrió el mundo fue organizada por el Frente, y también logramos que el Estado y las instituciones privadas nos dieran muros. Los murales del Museo Nacional de Antropología fueron hechos gracias a esa mística impulsada por el Frente.

¿Siguen dando frutos sus organizaciones?

Mantenemos nuestra lucha. Ahora, por ejemplo, a través de la SOMART estamos peleando en contra de los impuestos. Nos parece injusto que se nos considere traficantes de objetos de consumo, como si produjéramos licuadoras o televisores. Somos creadores de bienes de cultura, no tenemos por qué pagar impuestos .

La crisis cultural y la respuesta estatal


Y no sólo en cuanto a impuestos; desde tus inicios como pintor son frecuentes tus críticas al gobierno. ¿Cuál es tu opinión acerca de la política cultural del actual régimen?

La directriz cultural de los últimos regímenes que hemos padecido es no tener política cultural. El gobierno salinista nos da como alternativa al CONACULTA. En vez de resolver los problemas culturales todo lo ha burocratizado más. Hizo que las camarillas de intelectuales que le son dóciles tengan su tajada en el pastel. No está resolviendo el problema de la cultura en el país ni en el terreno educativo, en la formación de nuevos artistas ni en ningún otro aspecto.

Sin embargo, para muchos el Estado es la única entidad que hace algo sigificativo por la cultura en México.

Me parece una opinión muy frívola. El Estado mexicano entiende por cultura la burocratización, el control absoluto de la gente pensante.

¿Propones algo al respecto?

Más que crear organismos burocráticos deben abrirse espacios para la expresión de todos los pensamientos y estilos de todas las formas de concebir el arte.

Aunque: también depende de los propios artistas ampliar su ámbito de expresión

Además, si en última instancia el artista no impone sus reglas deja de ser artista. Arte es sinónimo de subversión. El artista tiene que ser permanentemente subversivo ante sí y su propia obra. Y con mucho mayor razón frente un Estado represor, burocratizado y estúpido.

"No me he dejado atrapar por el mercado"



Está libertad de disentir que mencionaste, ¿no se opone al control de la producción artística ejercido por el mercado del arte?

El pintor reflexiona un momento, al tiempo que se restriega las manos, aún manchadas de pintura.
No debe temerse a este mercado. Hay que meterse en sus entrañas, pero con un criterio totalmente diferente al de considerar la pintura como un producto seriado o una mercancía . Y no perder de vista que el producto de un pintor, de un artista, es un hecho de cultura.

A pesar de todo supongo que, al vender tu trabajo, en alguna medida éste debe ajustarse a los requerimientos del mercado del arte.

Mario Orozco frunce el ceño. No le agrado que se ponga en tela de juicio su libertad como creador.
Siempre he nadado contra la corriente y no me he dejado atrapar por las exigencias del mercado. Si ves en conjunto mi obra te das cuenta que nunca me repito. Siempre estoy investigando y encontrando nuevas formas de expresión. El mercado te impide ese prurito, ese privilegio, porque te impone un estilo, una manera de hacer mercancías.

Volvamos a la pregunta, ¿cómo puedes apartarte de las exigencias del mercado si a la vez tienes que vender tus pinturas?

He luchado por mi independencia personal haciendo mi propio mercado. Estoy prácticamente peleado con las galerías de arte, los críticos, con la gente que está en el candelero, quienes controlan las mafias y camarillas. Lo que hago es vender más cuadros a quien se me pega la gana, no a quien me designe tal o cual galería.
Alguna vez la periodista y escritora Alaide Foppa dijo que, de no haber sido pintor, de todos modos Mario Orozco hubiera sido artista. Esto se confirma porque desde muy joven se ha dedicado a las artes. Antes de pintar trabajó en un circo, propiedad de uno de sus familiares, con el cual recorrió todo México, además de Cuba y Guatemala. Posteriormente, a los 22 años de edad, dio el "salto mortal" e ingresó en La Esmeralda, donde inició su trayectoria como pintor. A partir de entonces no sólo ha pintado; por un tiempo compuso e interpretó canciones (grabó cuatro discos en Unión Soviética). Además, también escribe poemas.

¿Por qué decidiste ser pintor?

No me lo puedo explicar. Tenía una carrera próspera en el circo y de pronto se me ocurrió regresar a México para estudiar pintura.

¿Fue difícil el comienzo?

No conocía absolutamente a nadie. Para sostener mi carrera tuve que hacer caricaturas en los bares y cantinas de Garibaldi Después, con ese trabajo adquirí una gran habilidad para hacer retratos. Con los que me encargaban pude sobrevivir. He de decir que desde que ingresé en La Esmeralda nunca he tenido becas ni apoyos para sostener mi carrera.

¿Aún consideras que la pintura debe tener un carácter emancipador?

Puedo decir que a lo largo de mi carrera no he traicionado más convicciones, derivadas de la conciencia política y social que me ha dado la pintura.

Sin embargo, tu trabajo actual no refleja esa posición... Es más, parecería que tus cuadros sólo son , comprensibles para una élite cultivada.

Tuve una etapa en la que hice un arte --aunque me resista a decírtelo—problemas de tipo social. Ahora lo que más me importa es el drama del hombre en general, no sólo de mi comunidado país sino en su contexto contemporáneo. En este momento mi pintura es menos obvia, pero la consideró más dramática, le llego más a la gente que antes.

¿Es válido conferir una función social al artista?

El artista es un ente social. No es cierto que deba ser un "super hombre" ni tampoco vive en un mundo especial. No, al igual que los demás tenemos que cumplir una tarea social. Esta es crear una obra que exprese al máximo nuestra capacidad. Por mi parte, espero lograr una creación cimera, como el Tata Jesucristo, de Goitia.

El proceso creativo siempre está inacabado…

Es terrible. Es una rutina diaria. Un encierro total. El arte te obliga a encerrarte totalmente; dejas a lado un montón de cosas para estar metido en él. La pintura es la amante más celosa: la abandonas tantito y te traiciona.


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