Matando Cabos Año: 2004 Director(es):Alejandro Lozano MATANDO CABOS Dirección: Alejandro Lozano; Guión: Álvaro Bernat, Kristoff Raczyñski, Alejandro Lozano; Producción: Billy Rovzar, Fernando Rovzar; Fotografía: Juan José Saravia; Música: Santiago Ojeda; Edición: Alberto De Toro; Con: Tony Dalton (Jaque), Kristoff Raczyñski (Mudo), Ana Claudia Talancón (Paulina), Pedro Armendáriz Jr. (Cabos), Pedro Altamirano (Nacho), Rocío Verdejo (Lula), Gustavo Sánchez Parra (Nico), Raúl Méndez (Botcha), Joaquín Cosío (Rubén), Silverio Palacios (Tony El Caníbal) México, 2004 -------------------------------------------------------- http://www.revistacinefagia.com/estreno059.htm Matando Cabos. ¡No te equivoques... sigue siendo cine mexicano! (julio 19, 2004) Por: Alberto Acuña Navarijo alberto@revistacinefagia.com Y el cine mexicano pretencioso sigue la mata dando. Sí, ya sé, la cantaleta de siempre en contra de nuestro pobre y sacrosanto cine nacional que nosotros como medio "deberíamos" apoyar y no criticar. Pero a uno es lo único que le viene a la mente cuando se ve que se persiste en la necedad y los realizadores, guionistas y productores no han podido o querido comprender que la única manera que la industria se revitalice y se salve, con una producción estable y una calidad que no tenga nada que envidiarle a nadie, no es trayéndose a un afamado coordinador de acción hollywoodense o declarando que una cinta es "fresca" por el hecho de tratar un tema polémico como el secuestro con humor negro -por no decir mamila-, sino con buenos guionistas que nos cuenten historias que en verdad nos incumban y un buen nivel narrativo, pero sobre todo no aspirar a ser cine primermundista copiando/imitando/fusilando fórmulas ya probadas, porque esos estilos y géneros a los directores nomás no se les da, dejando de paso las tres vertientes que ha tomado el cine mexicano: la simplona comedia light, el tremendista drama urbano o el soporífero viaje de descubrimiento rural. Habría que aclarar que nuestras constantes quejas hacia este cine no responden a una consigna en donde sólo hay que apoyar, defender y difundir el videohome y descalificar de antemano el cine clasemediero de siempre, como algunos mails han afirmado. Pero si nosotros, como sitio web e individualmente, apoyamos y tratamos de dar a conocer el verdadero pilar del cine mexicano como es el repudiado videohome o producciones ultraindependientes como Shibari (Christian González, 2002), Mil Nubes de Paz... (Julián Hernández, 2002), Seres Humanos (Jorge Aguilera, 2002) o Gabriel Orozco (Juan Carlos Martín, 2002), es por el hecho de que nos hemos sorprendido al ver cómo con pocos recursos se han hecho obras atípicamente mexicanas, presciendiendo del grueso del público, apostándole a satisfacer inquietudes personales y no a modas, mientras que el cine de 16 mm, aun con mucho título genérico -y que también se ha merecido nuestras rechiflas- se ha erigido como una cantera de talento lamentablemente ignorado y desperdiciado con muchas buenas cintas por descubrir y que merecen nuestra atención. Aclarado lo anterior, me toca darle con todo a Matando Cabos, la opera prima de Alejandro Lozano, una mezcolanza de Una Noche en la Tierra (Jim Jarmusch, 1991), Tiempos Violentos (Quentin Tarantino, 1994), Tumba al Ras de la Tierra (Danny Boyle, 1994) y hasta del cine de Santo, esperando que con esta explicación previa entiendan que no tenemos nada en contra del cine mexicano, sólo del mal cine mexicano. Y no soy yo y mis terquedades: el día que por mala suerte fui a verla, los encargados de cortar los boletos se quedaron estupefactos al percatarse de que estaba dispuesto a ver Matando Cabos, para segundos después dar gracias a Dios que un pobre incauto había pagado por este dudoso honor -efectivamente, estuve solo en la sala- y estuvieron a punto de comprarme un refresco como premio por mi sacrificio. Oscar Cabos (un desperdiciado Pedro Armendariz Jr., intepretándose a sí mismo como es costumbre), es un multimillonario empresario temido por toda la ciudad por su mala fama de déspota, arrogante, prepotente pero sobre todo por su fúrico carácter, al punto que alrededor suyo se ha formado una leyenda urbana y es común que se oigan historias relacionadas con la poca fortuna que corrió gente que se topó con Cabos. Por ello también se ha ganado varios enemigos. Así pues, nadie quisiera encontrarse con Cabos ni mucho menos tenerlo como suegro. Y esa es la maldición de Jaque (Tony Dalton), quien es novio de Paulina (Ana Claudia Talancón, mostrándonos una vez más que es una pésima actriz), hija de Cabos, y para colmo es empleado de éste. Por lo tanto, ¿qué pasaría si por una confusión que involucra el secuestro del empresario, la reinvidicación de Nacho (Pedro Altamirano), el ex-mejor amigo de Cabos por parte de su hijo Botcha (Raul Méndez), una lección que quiere darle a Paulina su mejor amiga Lula (Rocío Verdejo) por su pedantería y la conveniencia de Nico (Gustavo Sánchez Parra), un secuestrador, se tuviera en la cajuela de un coche al hombre más poderoso y peligroso de México? Pues es en este tipo de pequeño problema en el que se encuentra Jaque por lo que pide ayuda a su mejor amigo Mudo (Kristoff Raczyñski) que a su vez pide su apoyo a Rubén, alias "Mascarita" (Joaquín Cosío), un decadente luchador convertido en entrenador el cual reparte madrazos a diestra y siniestra si se le llama por su nombre artistico, y a Tony "El Caníbal" (Silverio Palacios), el mudo compinche de Rubén. Así, entre secuestros paralelos que constantemente se bifurcan, enredos, peleas, fiestas, asesinatos, secuencias musicales (¡sí, Tony Dalton y Kristoff cantan!), escenas de acción, mentadas de madre a la menor provocación, microbuseros violentos, pajarracos ruidosos y hasta homenajes chafas, estos personajes vivirán la noche más intensa de su vida en la sui generis Ciudad de Mexico. A medio camino entre Ciudades Oscuras (Fernando Sariñana, 2002), Nicotina (Hugo Rodríguez, 2003), Sin Ton Ni Sonia (Carlos Sama, 2003) y Seis Días en la Oscuridad (Gabriel Soriano, 2003, a la que más se parece esta película) y que a su vez fusilaban descaradamente cintas como las citadas Tiempos Violentos, Tumba al Ras de la Tierra y otras como Fargo: Secuestro Voluntario (Joel Coen, 1996), Snatch: Cerdos y Diamantes (Guy Ritchie, 2000) o el estilo desmadroso del primer Almodóvar, entre mucho otro material, incluyendo historias que se entrecruzan en una noche, estilo frenético donde se glorifica a la violencia y el humor negro, con diálogos dizque inspirados (es China o la China, por ejemplo), amen de recursos ya muy gastaditos como continuos flashbacks y flashforwards para remarcarnos algo, cámara rápida, fotografía granulosa o música rretro, Matando Cabos, aun con toda su publicidad y a pesar de que los medios de comunicación la perfilan como la gran promesa del año a la altura de los blockbusters veraniegos, es una cinta fallida que ya ni por el morbo de ver qué tal actúan Tony Dalton y Kristoff llama la atención. Así como en su programa No Te Equivoques (2001) estos dos sujetos se valieron del humor fácil, la influencia predecible y la chacota más lamentable, tampoco resulta un consuelo ver las tan alabadas secuencias de acción y el homenaje al cine de luchadores, respectivamente. David Barret (coordinador de secuencias de acción en películas como Parque Jurásico III, Spiderman o Matrix Recargado) representaba la carta fuerte de la cinta con una improbable escena ubicada en pleno Estadio Azteca. A decir verdad, es una decepción previsible ya que es algo que hemos visto tantas veces que no hay de qué sorprenderse. Es más, hasta la película gringa más pinche tiene una secuencia mejor montada. En cuanto a la otra secuencia, una mezcla entre Santo contra los Zombies (Benito Alazraki, 1962) y Santo contra la Invasión de los Marcianos (Alfredo B Crevenna, 1966), es un síntoma más de esa irritante modita que de unos años a la fecha nos ha invadido, la revalorizacion del kitsch, lo chafa y lo naco. Ahora es estar a la moda, usar tu playera marca NaCo con la imagen del Santo, ponerse la máscara plateada -o azul, en su defecto- mientras se mueve el bote escuchando surf o ska, admirar el trabajo de Jorge Alderete y poner en un nicho el mismo cine de luchadores al que anteriormente se le rehuía por ser algo peor que la peste pero ahora se ahora se "disfruta" por ser chic, aunque en realidad pocos aprecien de verdad y le den su lugar a este subgénero. Peor aun, esto ha jalado a otros géneros otrora vilipendiados como el de narcos o el de albures y ahora la buenísima Rosa Gloria Chagoyán o Pedro Weber Chatanuga también ya merecen ser admirados. Si creen que son alucinaciones mías, recuerden la última entrega de los MTV Movie Awards Mexico. Así como el cortometraje Amenaza Dr. Veneno (Rubén Escalante, 2002) parodiaba toda la estética de este cine, la secuencia en Matando Cabos se ve forzada, planeada y poco natural. Sólo me resta decir que mientras el cine mexicano siga instalado en moditas ajenas -que para empeorar la situación ya van de salida en el resto del mundo, porque ni para estar a la par somos buenos- nuestra industria fílmica seguirá siendo tan mediocre, intranscendente y del montón (¡uy, que novedad y profundidad!). Y pensar que todavía faltan Un Día Sin Mexicanos (Sergio Arau, 2004), Puños Rosas (Beto Gómez, 2004), con ¡Jaime Camil, Adal Ramones y Omar Chaparro!, y Avisos de Ocasión (¿?, 2004) con Kate del Castillo, el cual desde ahora ha ganado el premio al peor trailer de la historia, para convertir a este 2004 en uno de los años más infames de que se tenga memoria para el cine nacional. Prepárense para la decadencia. Sitio Oficial: www.matandocabos.com MATANDO CABOS Dirección: Alejandro Lozano; Guión: Álvaro Bernat, Kristoff Raczyñski, Alejandro Lozano; Producción: Billy Rovzar, Fernando Rovzar; Fotografía: Juan José Saravia; Música: Santiago Ojeda; Edición: Alberto De Toro; Con: Tony Dalton (Jaque), Kristoff Raczyñski (Mudo), Ana Claudia Talancón (Paulina), Pedro Armendáriz Jr. (Cabos), Pedro Altamirano (Nacho), Rocío Verdejo (Lula), Gustavo Sánchez Parra (Nico), Raúl Méndez (Botcha), Joaquín Cosío (Rubén), Silverio Palacios (Tony El Caníbal) México, 2004 |