Coronado Mariano Fecha de Nacimiento(Defunción):Guadalajara, Jal (1852-1927) Mariano Coronado Literatura Nació en Guadalajara, Jal., el 16 de julio de 1852; falleció en Guadalajara, Jal., el 14 de febrero de 1927. Al tiempo que impartía las enseñanzas de la escuela primaria, realizaba sus estudios de jurisprudencia, logrando presentar con éxito, en las postrimerías del gobierno de Juárez (1872), su examen de Derecho. Desaparecida en 1870 la Sociedad Literaria Fernando Calderón, integrose un nuevo grupo denominado "La Alianza Literaria", que inició sus actividades en 1875, efectuando sus sesiones en la biblioteca pública del Estado. Una de las veladas más significativas de "La Alianza Literaria" fue la dedicada a enaltecer a los héroes de la Independencia, que tuvo lugar en el salón de actos del Liceo de Varones; la participación de Mariano Coronado reveló su capacidad para la ponderación discreta, sin excesos ni énfasis exaltados. En ese mismo año y en 1876 aparece el órgano de publicidad que lleva el nombre de la asociación, y en la que Mariano había de colaborar asiduamente en compañía de José López-Portillo y Rojas, Luis Pérez Verdía y Manuel Puga y Acal. El 15 de febrero de 1883, la Legislatura del Estado de Jalisco declaró electo gobernador constitucional al general Francisco Tolentino, para el período 1883-1887; durante su administración, Mariano Coronado desempeñó el cargo de Secretario de Gobierno. Su vocación política le llevó a publicar en El Litigante (diciembre de 1884) La elección presidencial en los Estados Unidos, que a juicio de los especialistas constituye uno de los estudios mejor logrados sobre política internacional. De 1885 a 1889 Mariano Coronado forma parte del grupo que publicó en la capital de Jalisco La República Literaria, prestigiosa revista que continúa las labores de La Alianza Literaria y recibe algunas voces de nuestros modernistas. Además de su crónica -la más completa- de la Exposición Universal que se efectuó en París en 1888 y de sus poesías originales, Mariano Coronado ofrece versiones del alemán -El castillo en la playa, de L. Uhland- o del francés -cuentos de Sacher-Masoch y de Tolstoi-, así como la biografía novelada de Luciano Biart, Doña Marina y Hernán Cortés. En 1887 aparecen los Elementos de derecho constitucional mexicano, fruto de su experiencia en la cátedra de la Escuela de Jurisprudencia de Guadalajara. "No se conoce cosa mejor, a pesar del tiempo transcurrido, que su texto de Derecho Constitucional -afirmaba Victoriano Salado Álvarez en 1927-. La información es perfecta, la forma impecable, la exposición fácil y segura". Dos reimpresiones se hacen en quince años de esos Elementos..., y ya en 1906, de las prensas de Bouret, aparece una tercera edición. En 1895 traduce y glosa para El Litigante, el ensayo de J. Glenwright, Un juez según la equidad. Desaparecida La República Literaria, se inicia, también en Guadalajara y en 1896, la publicación de la revista Flor de Lis. Será constante colaborador Mariano Coronado en unión de González Martínez, López-Portillo y Rojas, Olavarría y Ferrari, Puga y Acal y Salado Álvarez. Continúa Mariano Coronado sus actividades políticas: como diputado y senador al Congreso de la Unión; después, diputado a la Legislatura local. Alcanza a desempeñar algunos cargos en la judicatura, logrando obtener el nombramiento de Magistrado del Supremo Tribunal de Justicia del Estado. En 1924 la revolución delahuertista le sorprende realizando labores en el Departamento de Educación Pública. Murió en su ciudad natal, siendo Miembro Correspondiente de la Academia Mexicana, el día 14 de febrero de 1927. Mariano Coronado fue, en opinión de Juan B. Iguíniz, "hombre de recto criterio, de buen corazón, sabio jurisconsulto y escritor de amplia y refinada cultura". "Era esencialmente frío, tranquilo, calculador... Escribía como hablaba y como obraba. Muchos manuscritos suyos vi, hechos de primera intención, y ninguno tenía una tachadura, una vacilación, una frase mal empleada; todo era exacto, tirado a cordel, geométrico y sencillo", le recuerda, retrata y valora Victoriano Salado Álvarez. En los poemas de Mariano Coronado se advierte el entusiasmo que le imprime el aliento cívico o patriótico; su poesía heroica no es distinta del neoclasicismo sino una dimensión circunstancial del mismo, impregnado de elementos románticos por la índole del tema. La fraseología, la forma, las imágenes son en general de corte neoclásico con vislumbres románticos y religiosos. En algunos momentos tiende al tema erótico-mitológico: ahí las reminiscencias clásicas son directas y entrecruzadas con la imitación de los pre-románticos españoles: "De las azules ondas Afrodita/ Surge, nítida espuma deificada;/ El Olimpo sonríe a su mirada,/ La tierra toda de placer se agita./ Es que en sus labios el amor palpita,/ A cuya influencia cede subyugada/ La escala de los seres infinita./ Mas quiso Jove que el mortal tuviera/ Con los goces unido siempre el daño,/ Y fue Venus, del mar vivo reflejo;/ Porque tiene el amor, falaz quimera,/ De las ondas salobres el engaño,/ La lucha eterna y el amargo dejo". No se puede negar que hay artificiosidad retórica en sus poemas. Poesía culturalista que busca siempre la limpidez musical; poemas en que se mezclan la gracia y el candor. Se trata de un poeta que en momentos sabe tocar la cuerda sensible de su inspiración. Adalberto Navarro Sánchez Semblanzas de Académicos. Ediciones del Centenario de la Academia Mexicana. México, 1975, 313 pp. -------------------- Fuente: http://www.academia.org.mx/ |