Escritores universales

Yourcenar Marguerite de

Lugar y Fecha de Nacimiento(Defunción):Marguerite Yourcenar Escritora francesa nacida en Bélgica(1903-1987)
Poeta, novelista, dramaturga y traductora francesa. Nació en Bruselas, Bélgica, de padre francés y madre belga. En 1947 adoptó la nacionalidad estadounidense, pero escribió sólo en francés. Su primer volumen de poemas, El jardín de las quimeras (1921), pone de manifiesto su refinamiento como escritora, y en él reinterpreta los mitos griegos con el fin de adaptarlos al mundo moderno. En 1922 publicó otra colección de poemas Los dioses no han muerto. Su primera novela, Alexis o el tratado del combate estéril (1929), relata las opiniones de un artista que intenta dedicarse a su obra, pero tropieza con la oposición de su familia. Su viaje a Italia inspiró su novela Denier du rêve (1934), donde establece la diferencia entre el sueño y la realidad. En 1934 Yourcenar conoció a la estadounidense Grace Frick, con quien entabló una profunda relación. En 1939, tras el estallido de la II Guerra Mundial, Yourcenar se trasladó a Estados Unidos, donde dio clases de Literatura Comparada en el Sarah Lawrence College. Tradujo al francés Las olas de Virginia Woolf en 1937, y también publicó en 1947 una traducción francesa de Lo que Maisie sabía, del escritor Henry James.

Su novela más famosa, unánimemente elogiada por la crítica, fue Memorias de Adriano (1951), una autobiografía novelada del emperador romano, bajo la forma de cartas escritas por éste a su sobrino. Otra novela histórica, Opus Nigrum (1968), narra la extraordinaria vida de un médico imaginario, Zeno de Brujas. Esta novela obtuvo el premio Femina en 1968. En 1971 publica Teatro, que incluye sus obras teatrales en dos volúmenes. También escribió biografías sobre su primera vida familiar, Mishima o la visión del vacío (1981), y ofreció una serie de entrevistas sobre su vida y su obra publicadas bajo el título de Les Yeux ouverts: entretiens avec Matthieu Galey (1980). El estilo literario de Yourcenar se transforma en cada una de sus obras, aceptando siempre nuevos retos como escritora. Sin embargo, su literatura se caracteriza por su conocimiento de las civilizaciones antiguas y de la historia, y su afán por comprender las motivaciones humanas. En 1980 Yourcenar se convirtió en la primera mujer que ingresó en la Academia Francesa. En 1986 fue galardonada con la Legión de Honor francesa. ©

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Idolos
" Amor, al principio de carne y de oro, como un César salvaje te cebé, íncubo,
tu pecho pesaba y tu beso agotador cansó mi boca,
luego te vi ensangrentado, caminabas, titubeando, bajo la escuadra terrible,
víctima atravesada en el flanco, a tus pies derramé todo el nardo de la tierra.
Te veo pálido y bello, tu carne es una antorcha hecha de cera y fuego,
yo abrazo, delicia pura, tu cara desconocida, idéntica a mi alma,
y te veré pensativo en el último arrecife, dulce provocador de naufragios,
sombrío dios sin devotos, tus amapolas nocturnas me curarán de las rosas. "

Endimión
" Madre en las estrellas mamarias de Etiopía, matriz donde germina el universo suavemente, noche de médulas lucientes en la carne negra, sombra lechosa en el Polo y verde en el Ecuador, tibieza de noche muda donde los cuerpos se juntan y el alma esparce sus perfumes sombríos, medianoche, hora cero, asombro de los seres, rondan, espectros blancos, las medianoches difuntas, vacío, pozo absoluto, presencia del espacio, limosna de una paz sin sosiego, viento adormecedor que se levanta y pasa y acuesta, llenos de olvido, a los rebaños de vivos. Nada resulta de los espasmos que terminan, donde se hacen, se deshacen, se rehacen, las cadenas, donde esos raros Nosotros llamados nuestros sueños, nos llevan, riendo, a nuestro infierno callado. Noche sobre la belleza del pastor iluminando la palidez de la luna y del deseo, manojos negros de sombra del cálido alabastro, sepulcro sideral donde sangra el placer, hora donde vuelve a ser posible el universo, abandono convergente en la penumbra, palpitación confusa, indistinta y apacible donde todos los cuerpos tienen un solo cuerpo, noche del recién nacido semejante al asilo maternal que tanto lo abrigó profundamente, océano de negrura donde el astro es una isla, noche cuyo día, cada mañana, es el apóstata. Huyendo por tu gracia el día que nos desmembra y nos opone a todo para oponernos a todo, yo me entrego, oh Tiniebla, esposa universal, a los mil labios de oro de tu beso sombrío. Yo no soy el que rondaba en las viñas en pos de un fruto claro como un río de esperanza, el que al salir de la laguna donde jugaban los cisnes brindaba su pálida hermosura al sol ardiente. Ya no soy el que buscaba su imagen en las zanjas del agua dulcemente dormida, el que besaba en vano, voluptuoso homenaje, la tierna ilusión de un cuerpo transparente, el que el sátiro o la ninfa perseguía, el que abría sus brazos al objeto pasajero, ya no distingo más en la sombra que me atrae al otro, ese enemigo, de Mi, ese extranjero. Tendido sobre el musgo, o la arena, o las piedras, ya no intento gozar después de la batalla, mis párpados sobre mis ojos aumentan la noche y el reposo del mundo es mi serenidad, la inmensa vida bulle y fermenta en silencio, fluye en el objeto que la apresa sin cerrar, y la líquida paz de mi cuerpo ondulante ignora que odiar es el revés de amar. El día, ese cautivo, golpea contra las cosas, se esfuerza por luchar, se agota de crecer, pero la noche y la vida en el fondo descansan y el corazón del hombre es un nadir oculto. De día yo me buscaba, de noche me encuentro, por un instante el seno primordial se abre de nuevo, y mi perra a mis pies como una loba negra lame la blancura invernal sobre mis dedos, la noche llena mis flancos, mis vértebras, mis venas, el seno frío de Diana oscuramente llama, como un niño agazapado en las tinieblas me deslizo, perdido, hacia lo que no es. Y dejé de esperar, de acosar, de abrazar, soy solamente el soplo de un olvido arrullador, la sombra, ese regazo que protege del miedo, transforma la extensa vida en pesadilla pesada, la noche resuelve el enigma que me asedia, mi cuerpo es la miel nocturna del verano derretida, y el ser que cada tarde se entrega y cede, pasa de los brazos de Pan a los brazos de Astarté."

Versos gnómicos
" Te vi crecer como un árbol, eternidad inefable,
te vi endurecerte como un mármol, indecible realidad.
Prodigio cuyo nombre se me escapa, granito, para el cincel, inflexible,
felicidad compartida por el pájaro y por el agua que el perro bebe.
Secreto que hay que saber y callar, todo lo que dura es pasajero,
siento girar la tierra y el cielo de astros ligero.
Sonreíd, muertos bien acostados! Todo pasa y sin embargo dura,
las briznas de la verdura nacen del grano de las rocas negro. "

Bélgica(1903-1987)


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