Escritores Mexicanos

Valle Arizpe Artemio del

Lugar y Fecha de Nacimiento(Defunción):Saltillo, Coah. (1884-1933)

Artemio del Valle Arizpe 
La vida literaria de Artemio de Valle-Arizpe fue larga: cuarenta y un años de intensa labor, cortada apenas en la víspera de su muerte. Aparte sus actividades de escritor, fue, a partir de 1919, diplomático, y como tal sirvió en las legaciones de México en España, Bélgica y Holanda. En la Península residió cinco años y formó, entre otros conocidos intelectuales, en la Comisión de Investigaciones y Estudios Históricos. Antes, en años tempranos -1911- representó como diputado al Congreso de la Unión a un distrito de Chiapas, que por cierto sólo conocía de nombre, y, con tal investidura, asistió al derrumbe del régimen del general Porfirio Díaz.
   Hijo de Saltillo y de un gobernador del Estado, hizo sus primeros estudios en el antiguo Colegio de San Juan, donde enseñaban los jesuitas a los chicos de la mejor posición social. Pasó a continuación al Ateneo Fuente, fundado apenas dos décadas antes y ya famoso por sus disciplinas. En la ciudad de México hizo la carrera de abogado, que ejerció únicamente en un brevísimo lapso, unos cuantos años más tarde. En 1912 -era diputado- viajó a San Luis Potosí, donde conoció y trató al obispo Ignacio Montes de Oca, árcade de Roma y académico de la Lengua, y al alto poeta Manuel José Othón, tan dispares y tan eminentes, así como a otros potosinos, uno de los cuales lo recordaba, tiempo después, en un cuadernillo de anécdotas. No lo llamaba, ni con mucho -no lo llamó nunca-, la política, casi inevitable atracción del escritor en México. En cambio, inició con entusiasmo, a partir de 1919 en Madrid, la vida diplomática, en la cual sirvió por unos meses en nuestra legación en la Villa y Corte. Ese mismo año publicó su primera novela, Ejemplo, precedida en prosa y verso por un aluvión de padrinos de la más alta marca: Luis González Obregón, Luis G. Urbina, Eduardo Colín, Amado Nervo, Enrique González Martínez, Rafael López y Enrique Fernández Ledesma. Aparte el valor intrínseco de la obra, denunció Valle-Arizpe, de entrada, su gustosa inclinación por una temática y un estilo de corte colonial que cultivaría como un modo orgánico de su temperamento. A la muerte de Luis González Obregón, fue designado Cronista de la ciudad de México.
   El 29 de agosto de 1924 la Academia Mexicana de la Lengua lo nombra Correspondiente; el 2 de diciembre de 1931, reemplazó a su querido amigo Victoriano Salado Álvarez, finado en octubre del mismo año, como Miembro de Número.
   La moda de lo colonial que ganó a prestigiosos escritores, pasó pronto, como todas las modas; Valle-Arizpe siguió escribiendo con su fruicioso modo colonial, sin importársele lo que sólo aparentemente era semejante. Así se fueron los años, uno tras otro y muchos tras muchos, y su producción crecía más y más en su curso. Aquel gran trabajador no soltó la pluma un tramo, el más corto, de tiempo.
   Su estilo -su modalidad, su tonalidad, su concertación arcaizante- es, prácticamente, único en México. Con precisa justeza pudo escribir José Luis Martínez: "Su larga frecuentación de las cosas de la Colonia le ha llevado en sus obras de ficción a inventar un estilo arcaizante, falso o verdadero, y a recrear tipos y ambientes con la habilidad del consumado erudito y la viveza del buen novelista, mezclando con desenfado libertad e imaginación". El México de su evocación tiene una savia que emana fragancia; el encanto de sus invenciones y ensayos se viste de un aire de inimitables perfumes.
   De tan copiosa, su obra exige, a simple título bibliográfico, muchos renglones: Ejemplo (novela), 1919; Vidas milagrosas, 1921; Doña Leonor de Cáceres y Acevedo y Cosas tenedes, 1922; La muy noble y leal ciudad de México, según relatos de antaño y ogaño, 1924; Del tiempo pasado, 1932; Amores y picardías, 1932; Virreyes y virreinas de la Nueva España, 1933; Libro de estampas, 1934; Historias de vivos y muertos, 1936; El Palacio Nacional de México, 1936; Tres nichos de un retablo, 1936; Por la vieja Calzada de Tlacopan, 1937; Lirios de Flandes, 1938; Historia de la ciudad de México, según relatos de sus cronistas, 1939; Cuentos del México antiguo, 1939; Andanzas de Hernán Cortés y otros excesos, 1940; El Canillitas (novela de burlas y donaires), 1941; Notas de platería, 1941; Leyendas mexicanas, 1943; Cuadros de México, 1943; Jardinillo seráfico, 1944; La movible inquietud, 1945; Amor que cayó en castigo, 1945; En México y en otros siglos, 1948; La Lotería en México, 1948; La Güera Rodríguez, 1949; Calle vieja y calle nueva, 1949; Espejo del tiempo, 1951; Lejanías entre brumas, 1951; Sala de tapices, 1951; Fray Servando, 1951; Coro de sombras, 1951; Inquisición y crímenes, 1952; Piedras viejas bajo el sol, 1952; Juego de cartas, 1953; Personajes de historia y leyenda, 1953; De la Nueva España, 1954; Papeles amarillentos, 1954; Horizontes iluminados, 1954; Engañar con la verdad (novela), 1955; Deleite para indiscretos, 1955; Cuando había virreyes, 1956; Gregorio López, hijo de Felipe II, 1957; De otra edad que es esta edad, 1957; Cosas que fueron así, 1957; Historia, tradiciones y leyendas de las calles de México, 1959; Santiago, 1959; Memorias (historia de una vocación), 1960.
   Simplemente como tarea, una de las más intensas de México.
1Don Artemio de Valle-Arizpe nació en Saltillo, Coah., el 25 de enero de 1884 y murió en México el 15 de noviembre de 1961.
Mauricio Magdaleno
Semblanzas de Académicos. Ediciones del Centenario de la Academia Mexicana. México, 1975, 313 pp.
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Fuente: http://www.academia.org.mx/Academicos/AcaSemblanza/Vallede.htm


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