Los laureles
M. Barbosa
¡Ay, qué laureles tan verdes!
¡Que flores tan encendidas!
Si piensas abandonarme
mejor quítame la vida;
alza los ojos a verme
si no estas comprometida.
Eres rosa de castilla
que sólo en mayo se ve
quisiera hacerte un invite,
pero la verdad no sé
si tienes quién te lo evite,
mejor me separaré.
Eres mata de algodón
que vives en el capullo;
ay, que tristeza me da
cuando te llenas de orgullo
de ver a mi corazón
enredado son el tuyo!
A’i les va la despedida,
indita por mis amores,
la perdición de los hombres
son las malditas mujeres;
aquí se acaban cantando
los versos de los laureles.