Poesía viva de Jalisco es una antología de poetas vivos que nacieron en este estado o que han vivido en él.

Para la elaboración de este libro, recurrimos a la complicidad de los autores, por lo que les pedimos, a través de una carta en la que los invitábamos a participar, tres cosas: 1) una selección propia de sus poemas, 2) una bibliografía, 3) una autobiografía breve. Y, claro, la autorización para incluir obra suya en la antología que preparábamos.

Nos fueron llegando los materiales y las respuestas, y continuamos trabajando así:

1) De la selección propia, nosotros, a nuestra vez, elegimos lo que nos parecía de mayor calidad; paralelamente, revisamos lo publicado en libros y revistas, para —si era necesario— enriquecer la muestra. Hubo casos en los que solicitamos a los autores más textos.

2) En la bibliografía sólo incluimos libros publicados, y únicamente volúmenes de un solo autor: ni antologías, ni libros colectivos. Aunque sí recopilamos textos de revistas e inéditos.

3) Las autobiografías que recibimos son, casi todas, un documento literario, y una revelación de cómo se ven a sí mismos los autores antologados, en el año 2003. Algunos confundieron autobiografía breve, “de veinte líneas”, con currículum; pero, disipado el malentendido, vimos aparecer magníficos textos. De aquéllos a los que no localizamos, o de quienes no nos enviaron su “retrato personal” escrito, hemos puesto los datos indispensables, que redactamos con laconismo.

Invitamos a participar en esta antología a 111 autores, por escrito, pidiéndoles que, si aceptaban, nos firmaran este documento:

 

Autorizo a Raúl Bañuelos, Dante Medina, Jorge Souza, a publicar mis poemas adjuntos en la Antología de Poesía Jalisciense que preparan.

Recibiré, como pago de derechos de autor antologado, dos ejemplares de la obra.

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Nombre, firma y fecha

 

102 nos contestaron afirmativamente; 9 no respondieron, así que dimos por hecho que su respuesta era negativa. Si el lector o el especialista nota alguna ausencia, se debe a que el autor no nos hizo llegar su respuesta afirmativa, pero esté seguro de que a los buenos poetas vivos de Jalisco que pudieran faltar aquí, se les entregó una invitación. A algunos que no localizamos para entregarles su invitación, y de cuya disposición a ser antologados estamos seguros, los incluimos con obra seleccionada por nosotros.

Ésta fue la primera parte del proyecto, la que agrupaba autores conocidos, leídos, y reconocidos. Con el ánimo de no olvidar a ningún buen autor con poca obra publicada o sin fama suficiente, recurrimos a la asesoría de seis personas, conocedoras en diferentes ámbitos de la literatura jalisciense: Martha Cerda, Silvia Quezada, Luis Armenta Malpica, David de Anda, Marco Gabriel García, y Jorge Orendáin. Ellos nos hicieron llegar sugerencias, nombres, revistas, libros. Muchos de los aquí reunidos provienen de esa ayuda. Al mismo tiempo, pedimos a amigos que corrieran la voz diciendo que estábamos dispuestos a considerar la obra de quienes quisieran intentar ser incluidos en esta antología. También por esa vía llegaron poemas de calidad.

Éstas son las cifras terminales: Recibimos obra de 251 autores. Seleccionamos y reunimos en el presente volumen poemas de 142 autores. Ahora nos queda la esperanza y el deseo de haber conseguido dar una amplia, variada, y sólida muestra del buen estado de salud de la poesía jalisciense.

 

II.

El crítico literario y autor de buena cantidad de libros de poemas, Juan Gustavo Cobo Borda, escribe en el prólogo a la Antología de poesía hispanoamericana contemporánea (publicada en la colección Tierra Firme del FCE) que: “Toda poesía es un comienzo. Un presente que la palabra dota de rostro y cuerpo. Averiguando, a través de esta poesía, nuestro carácter, podemos luego partir de cero. Cada texto es único, pero el conjunto de ellos, entrelazándose entre sí, asegura la continuidad de la poesía, más allá de nombres o países, como un proseguido intento de revelación o esclarecimiento”.

¿A qué esquemas o refugios consuela esta tormenta de exigencias?

1. A mirar cada texto con la necesidad —del arte— de ser único.

2. A ir más allá de nombres y grupos o individuos.

3. Partir de cero.

Coincidimos en la propuesta. Y no solamente. La búsqueda nos llevó a elegir: el probar informa . La poesía mira. Observa. Directo al poema. Los zombis no le interesan.

Este trabajo sale desde la Universidad de Guadalajara, donde los autores somos profesores-investigadores. Conaculta se interesó en el proyecto, junto con El Colegio de Jalisco, el Ayuntamiento de Guadalajara, y la mismísima Secretaría de Cultura de Jalisco, en su área de publicaciones.

La propuesta de la antología es la de ofrecer una selección de poemas de calidad que muestren el panorama diverso y abundante que Jalisco ha producido en el siglo XX, y sigue produciendo en la actualidad.

La aparición constante de libros (algunos con verdadera poesía), y de textos poéticos en revistas y algunos suplementos, nos llevaron a creer que bien valdría la pena elaborar un libro que reuniera muchas de esas obras en un solo volumen. Sin el propósito de publicar famas o famosos, nuestra lectura para la selección fue directa a los poemas. Así, pudimos hacer una invitación abierta —además de la personal— que pudiera captar a los autores nuevos o desconocidos que tuvieran obra, y tener acceso a una amplísima cantidad de escritos. Oliverio Girondo es el autor de este aforismo: “No hay que confundir poesía con vaselina; vigor, con camiseta sucia”. Esta antología quiere evitarle al lector ensuciarse los ojos y mancharse los oídos con lo que no sirve como arte.

Si la función del Estado es vigilar y castigar, el de Jalisco cumple tradicionalmente con esas funciones de manera efectiva. Castiga a sus artistas y a sus rebeldes en general con mucha contundencia. Los artistas padecen rectorías de cultura que rigen duramente la inacción y el bloqueo. El ogro filantrópico que nombraba Octavio Paz lo es sólo selectivamente.

¿Por qué los políticos desprecian las artes? Henry Moore nos da una respuesta: “Ése es el valor del arte: ayuda a la gente a comprender mejor, a imaginar mejor, a tener mayores deseos de ir cada vez más lejos, y de vivir para aprender”. ¿Tienen temor, entonces, de que la gente llegue a tener deseos de ir cada vez más lejos, de que comprenda e imagine mejor?

En los últimos nueve años, la Secretaría de Cultura —en especial en el área de la literatura— no ha cumplido sus responsabilidades: ofrecer calidad en sus espacios de difusión eventual y en sus publicaciones —la mayoría muy malas— escasas. Recientemente, en la Dirección de Publicaciones hemos visto una cierta apertura: este libro es una muestra de ello. La Universidad de Guadalajara desapareció varias colecciones literarias y desapareció el espacio de la Casa de la Palabra y las Imágenes. El teletón miserable en que han convertido el presupuesto oficial minimiza los impuestos que aportan los ciudadanos dedicados a las actividades culturales (profesores, universitarios, músicos, escritores, actores, directores y trabajadores del teatro, bailarines...), y no ofrecen lo que en justicia se merece porcentualmente. Aquí no llega ni a la mitad de un 1% del dinero que se ejerce desde lo recibido por los recaudadores.

A pesar de todo, y por más que vivamos en Jalisco, la poesía sigue muy viva.

 

III.

Tal vez esa poesía viva de Jalisco pueda compararse al fuego de una chimenea que arde con llamas desiguales pero alimentando una misma hoguera; o quizás a un lago agitado en donde las ondas proceden de innumerables sitios, y las crestas y los valles de las olas se encuentran en constante movimiento. Son la misma llama y la misma agua las que dan sustento a este calidoscopio verbal que es imposible retener, a menos de que uno de sus instantes se capture en una fotografía.

Y eso intenta nuestra antología: Retener en sus páginas, entre letras y signos, una imagen en la que podamos reconocer, aunque sea como en una instantánea, la polifonía que surge de este quehacer colectivo y multiforme que es la poesía actual de nuestro estado. La idea es que, a partir de la lectura de estas páginas, podamos percibir y participar en el intenso diálogo entre autores y estilos; en el juego de matices y tonos que surge de los grupos y talleres. En fin, que disfrutemos de ese tráfico de silencios y contenidos que nos permiten realizar un corte a la historia de la poesía regional y fijar, aunque sea con carácter efímero, las coordenadas en las que se desplaza este movimiento de creación.

Fijos en el papel, los poemas reunidos nos hablan, en primer término, de la gran cantidad de voces que se esfuerzan en dar forma a su canto. Son 142 timbres, seleccionados entre más de 250, los que delinean, cada uno a su modo, 142 melodías que se entrelazan. Por el amplio número de autores que hemos encontrado y por su calidad, podemos decir que el campo en el que se cultiva la poesía jalisciense está listo y abonado para la actual y las futuras cosechas.

La obra aquí reunida también nos habla de la diversidad de las posturas En estas páginas encontraremos, en un extremo, al hombre que construye sus ojos para edificar con ellos, a su vez, la imagen de la ciudad; y en el otro, a la anciana niña que reencuentra el sol y su caricia. Cantidad y diversidad. Diálogo múltiple en constante movimiento; polifonía que se desplaza en un tiempo lineal (y sólo en él cobra sentido) para dejar como frutos los poemas que ocupan un lugar en el papel blanco del libro.

Si buscáramos en este enjambre de textos algunos hilos conductores, encontraríamos, en el nivel de la fonología (es decir, en el sonar del poema) un abanico que se abre entre el uso fónico de la voz como instrumento de intensificación del poema y el trazo delineado de una prosodia trabajada que se convierte, a sí misma, en el motivo de la obra. Cruzando ambas posturas, verticalmente, encontramos otro eje que muestra, en sus extremos, la claridad del lenguaje concentrado, liberado en ocasiones del artículo o el adjetivo, y en el otro un barroquismo retomado que hace corre por nuevas rutas el contenido de los versos.

Desde el plano de la sintaxis, además de que algunos señalamientos anteriores transcriben a este nivel su validez, podemos señalar que el despliegue de algunas voces transitan por el orden “natural” de la oración, y otras lo rompen y lo deforman para utilizarlo como un recurso que traslade su carga significativa al nivel semántico.

En cuanto a los contenidos, los autores incluidos sostienen la ambigüedad mínima que requiere el poema para abrir un juego completo de lecturas y la capacidad de propiciar un diálogo múltiple con los posibles lectores. Para lograrlo, los recursos abundan: algunos recurren al versículo, otros a la ruptura de los versos, algunos más trabajan con las isotopías del texto, y hay quien utiliza la fuerza de las palabras altisonantes...

Las vetas a explotar son la memoria, el amor y el desamor; la ciudad y sus configuraciones; el recuerdo, la soledad, la muerte; con frecuencia encontramos que el tratamiento del tema se da con la facilidad y frescura de la juventud. Gracias a esta intención, es posible encontrar un cierto desenfado, marcado en muchos casos por el humor o la ironía.

Por último, hay que hacer notar lo obvio. No hay una sola vertiente ni una corriente que prevalezca. El conjunto muestra cómo se relacionan los autores, la manera en la que los marcan los talleres, el movimiento que se establece entre los poetas y que es similar, en todo el libro, a una pista de baile, en donde percibimos en un solo cuadro el equilibrio conjunto, intenso, integrado por los pasos de las parejas.

Creemos que en el libro se encontrarán gratas sorpresas. No sólo gustar la obra de los autores reconocidos, sino también la de conocer a otros poco difundidos pero que en estas páginas dejan constancia de su calidad y de su oficio.
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