TERESA RIGGEN

Nació en la ciudad de México, el 19 de abril de l942. Ha vivido desde 1946 en Guadalajara. Maestra de inglés por la Universidad de Cambridge, ha trabajado en The American School Foundation of Guadalajara, Colegio Inglés e Instituto Cultural Mexicano Norteamericano. Actualmente trabaja en bienes raíces. Fue Premio Nacional de Poesía Vallarta 1985 con el poemario Cuando la palabra crece. Jurados: Juan Bañuelos, Alí Chumacero y Elva Macías.
Ha participado en Guadalajara en la Feria Internacional del Libro; en el Primer Encuentro Nacional de Escritores, Instituto Cultural Cabañas, 1989; en el IV Simposium Internacional de Crítica Literaria y Escritura de Mujeres de América Latina; y en el Congreso Internacional del PEN Club, 1993. Igualmente, en las Jornadas de Escritores por la Paz, Morelia, Michoacán, 1991; en el Octavo Encuentro Nacional de Escritores en la Frontera Norte, Ciudad Juárez, Chihuahua, 1994; leyó poesía en la Universidad de California, Irvine, 1995, y en la Universidad de Corea en Seúl, en 1999. Participó, además, en el V Simposium Internacional de Crítica Literaria y Escritura de Mujeres de América Latina, Alburquerque, Nuevo México, 1996.
Ha empezado a escribir guión cinematográfico. El cortometraje Amy´s box, con guión y dirección de Patricia Riggen, filmada en Nueva York, en 2001, está basado en uno de los actos de su obra de teatro Tela de araña.

Libros de poemas: Más allá de la aurora, México, DF, UNAM, 1992.

 

Suelo ajeno

1.
Nuestra frontera humana está más allá
de nuestra Frontera con efe mayúscula
Luis Wybo

LA FRONTERA ES UN RÍO QUE ENSANCHA SU CAUCE
más acá de donde crecen los ladridos
donde hormiguean los cruces muro adentro,
dos mil diarios
donde debieran yacer las cruces de los que mueren
en el camino hacia colmenas de neón,
hacia guerras ajenas.
Perros drogadictos husmean equipajes en la garita.
“WELCOME, AMIGO”
aparece la consigna de este lado del río
el río Bravo que hace mucho se volvió manso.
El agua arrastra a veces un cuerpo
y el embaucador su embarque de carne humana.
Un vagón hermético se abandona en la planicie desollada
encallan indocumentados sin luz ni aire
a la orilla de un río oscuro que llega hasta los sembradíos.
Los ataúdes vienen cerrados
“BIENVENIDOS, PAISANOS”
sólo algunos vuelven de la noche,
otros empacan tomates rojos
en el tren que regresará para abastecer nuestros mercados
el sudor ajeno no es buena simiente
pesa la efe mayúscula de nuestra Frontera norte
pesa el muro de rostros sin nombre.
Fronterizo es quien llega al límite de la esquizofrenia
dicen los psicoanalistas.
Siempre se ha regateado el precio de amor adolescente
de la mano de obra barata.
Ahora se inicia el tráfico de órganos:
un riñón niño vale más
que dos brazos adultos.
Tantos dólares en crecer un muro
si el suelo ajeno empieza más acá
donde palabras de sabores extraños convierten las nuestras
en lengua muerta
la maquila echa su red sobre la ciudad
y al recogerla sólo deja caer algunas monedas
el ruido de las máquinas astilla la voz
la mujer se engrana a un riel sin fin
y preguntamos dónde, realmente dónde
comienza nuestro suelo.

2.
Y entonces coléricos nos desposeyeron,
nos arrebataron lo que habíamos atesorado,
la palabra, que es el arca de la memoria.
Desde aquellos días arden y se consumen
con el leño de la hoguera.
Sube el humo en el viento y se deshace.
Queda la ceniza sin rostro.
Para que puedas venir tú y el que es menor que tú
y les baste un soplo,
sólo un soplo...
—No me cuentes ese cuento, nana.
Rosario Castellanos.

LA FRONTERA ES UN RÍO DE HIERBA QUE ENSANCHA SU CAUCE
la efe minúscula se pierde en la selva
nosotros la talamos para que nadie venga del sur sin pasaporte.
Ahí no crecen muros sino lianas
muros-lianas nos han separado de Chiapas
“río de las semillas aceitosas”.
¿Quién conoce, en verdad, ese río?
¿Cuál dios lo convirtió en delta,
delta de lenguas como venas de savia por la tierra?
¿Qué zumba entre las ramas del flamboyán viejo?
En esa Babel
el ladino no entiende a los chamulas,
los lacandones a los tzeltales
nadie ha entendido.
La madera es sorda
es terca la madera
no toda sombra es madre algunas ahogan
no quieren liberar ese enjambre de hojas.
Entre las ramas de tabaco se escucha tzotzil
y el viento es un maaash que baila y toca entre las cañas
lleva las voces de un caserío a otro
el dolor es un puente colgante
desyerbar doce brazadas por un pozol batido
un garrafón de trago.
El alcohol marca más que el látigo
en la tierra que la usura cuela por colmillos de jabalí
en la selva que se acaba
cedro y caoba se ofrendan a la milpa que camina.
La frontera con efe minúscula está más acá de la alta selva lluviosa
donde los milenios no pasan.
No hay un tlahcuilo que dibuje códices
pero habría poco qué cambiar
sólo la figura del antiguo señor que ahora usurpa el cacique
poco que cambiar de cuando los indígenas arrojados del paraíso
fueron condenados a recorrer los senderos con su fardo a cuestas.

Cuando el hambre grita como saraguato
y la respiración se arrastra
se extiende la noche como zafra negra.
El fuego se levanta en la ceiba
el viento ya no baila ni toca entre las cañas.
¿De dónde viene el viento que sopla las brasas?
Un río emplumado penetra en la selva
Un río de lumbre ensancha su cauce.

Nuevo milenio
A Éva Töth

EL PRIMER DÍA
la mujer repitió en voz baja las palabras: “Hágase la luz”
al abrir las persianas,
descolgó una botella de suero semivacía
la puso en el cesto con los algodones, gasas y cinta adhesiva
y la luz se hizo en la recámara.
Encendió una grabadora, las notas de una flauta dulce
nombraron al día por su nombre
entonces ella se atrevió a nombrarlo también
segura de que la noche había terminado.
El segundo día
recogió agua de lluvia y la calentó con sus manos
hasta hacerla mansa como el cuerpo del hombre que yacía en la cama
sus dedos lo humedecieron despacio
después de secarlo
lo envolvió en sábanas lavadas con manzanilla y luna.
El tercer día
ungió sus yemas con sábila para alisar cada surco
amasar con savia blanca la flacidez de brazos y piernas
para dar fuerza a los músculos en esa tierra aún fértil.
El cuarto día
mientras pasaba el rastrillo por las barbas jabonosas
le habló del sol y de las estaciones
hasta que él retomó el tiempo que parecía haberse detenido.
El quinto día
cerró los periódicos con fotografías de guerras y temblores,
al romper una receta que había quedado sobre el buró
rogó que los años por venir se multiplicaran como las aves y los peces
y poblaran la casa que había estado un tanto abandonada.

El sexto día
pulió con paciencia de alfarero el torso varonil, el cuello, la cabeza,
repasó una y otra vez el bordo de la oreja
presionó con firmeza las plantas de los pies.
Acercó su boca hasta infundirle su aliento
ayudó a incorporarse a ese hombre
cuya imagen no era semejante a ella
y vio que lo hecho era bueno.

El séptimo día
el olor a café y pan recién horneado la fue trenzando a él
se tendió a su lado
antes de descansar decidió contar de nuevo los dedos uno a uno
pasó su lengua entre ellos
encontró gozo en moldear con sus manos
un poco del barro que había quedado blando hasta darle forma
el séptimo día no hubo reposo.

JOSÉ RAMOS

N
ació en diciembre 15 de 1942, en Guadalajara, Jalisco. Autodidacto y albañil de oficio. Egresado de los talleres literarios de Raúl Bañuelos, Patricia Medina, Ricardo Castillo y Luis Medina Gutiérrez. Es miembro activo del programa universitario de promoción a la lectura de la Universidad de Guadalajara. Es el primer lugar en el festival de Poesía de la Bahía 2002 de Puerto Vallarta, Jalisco.

Libros de poemas: Canto obrero, Guadalajara, 1979. Poemas a-penas, Guadalajara, edición de autor, 1989. Sobrecimientos, Guadalajara, Universidad de Guadalajara, 1995. Parvadas de voces, Guadalajara, edición de autor, 1995. Canto de Almudena, Puerto Vallarta, Universidad de Guadalajara, 1996. Palabrando, Guadalajara, Secretaría de Cultura de Jalisco, 1998. En los bolsillos del viento, Guadalajara, Universidad de Guadalajara, 1999. De costa norte, Puerto Vallarta, Universidad de Guadalajara, 2001. Poemas encantados, Puerto Vallarta, Ayuntamiento de Puerto Vallarta, 2001.

 

ATO LAS MAÑANAS
a mi espalda
y las manos
con tiempo
para pegar
con mezcla
horizontes y tardes
a mis ojos.
Lleno con ruidos
de piedra y árbol
de cal y arena
los terrenos del silencio
y anudo con sol,
luna, flor y hierba
mis zapatos.

Mesa

SOY YO MESA DE CUALQUIER CANTINA ADORNADA de parroquianos amigos del mezcal, del pulque o la cerveza reunidos todos tras un solo pensamiento, momento la garganta de la noche, llenar el espacio con gustos musicales, descubrir nuevos horizontes en el color del licor, diluir el ayer en el filo de la copa, las horas cobran la cuenta, el mañana Dios dirá, queda en el aire.

Espacio

SOY YO ESPACIO QUE ABRE SUS PUERTAS A LOS DEUDOS, sin plañideras un cuerpo descansa de cargar su vida, cuatro cirios franquean la llegada de más gente, ya entran, ya salen, ya beben, ya ríen, las horas van corriendo hacia la noche que llega con ademanes y gestos espantan al sueño, en la madrugada la ciudad se va apagando como se apagan los rezos.

Pasajero

SOY YO PASAJERO DEL DESTINO QUE ME ESPERA, paseante en la feria, de las prisas, voy detrás de los danzantes en las romerías, calmo al animal que llevo dentro, traduzco instantes delineados en el claro de la tarde, saludo al viento: que sopla mi rumbo, levanto la huella de mi sombra.

Aliento

SOY YO ALIENTO CABALGANDO EN EL TRANSCURSO DEL DÍA, acepto lo que me brindan las horas, diluyo en la calle los pendientes, anidan puñados de alas en edificios antiguos, detengo bruscamente las dudas, sello los labios de la desesperación, pregunto por la idea que llena los instintos, me anexo en la lista de invitados, la búsqueda se inició hace tiempo.

Muñeco

SOY YO MUÑECO TIRADO ENTRE LA BASURA DE LA ÚLTIMA FUNCIÓN, voy y vengo por el laberinto tratando de atraer al minotauro, mis gritos abren hoyos en el aire, nadie escucha el graznar de los cuervos, fijo la mirada como niño extraviado en la calle, me detengo frente al parque y me acompaña la distancia que hay de una banca a otra.

Agua que juega

SOY YO AGUA QUE JUEGA A ESCURRIRSE SOBRE EL PELO DE LOS AÑOS, deambulo la tarde gris sin prisa buscando el final de la luz diurna me encuentra la noche en su encharcada banqueta, recuerdo los hechos vividos y lanzo los restos en los bolsillos del viento.

Vuelo de colibrí

SOY YO VUELO DE COLIBRÍ SOBRE LAS FLORES DE LA HISTORIA, libo el néctar que ennoblece al espíritu, viaja sobre mis alas un poema de colores, detengo el ritmo del viento con mis patas, descanso en el instante preciso del día, eludo el vuelo de piedras a mi alrededor, la vida prende su aliento en mi estancia, la noche se acurruca entre mis plumas.

Arbusto

SOY YO ARBUSTO QUE ABRAZA LA TARDE ROJA, testigo de la ardilla que alimenta a sus crías y del lugar donde el halcón, la codorniz y el colibrí, comparten su vecindad con el guamúchil, el mezquite y la hortaliza, romero que recorre las veredas dejadas por los otros, colores y sonidos danzan a mi alrededor, mientras una enramada bebiendo sol se abraza al tiempo que pasa entre las rendijas del día, camino, miro hacia atrás y sigo llevando el nombre descendiente de la casa de David.

Noche

SOY YO NOCHE QUE TOMA LA PLUMA PARA ESCRIBIR SOBRE EL TIEMPO, sacudo los harapos del día pensando en el mañana, la esperanza aparece entre mis cosas, delineo en la mente del futuro mi próxima travesía, aparecen caras y nombres de compañeros en la búsqueda, amaneciendo la luz abre sus puertas, me deslizo con mi morral de silencio, me espera la calle con sus brazos nuevos hoy no es ayer.

Aliento

SOY YO ALIENTO CABALGANDO EN EL TRANSCURSO DEL DÍA, acepto lo que me brindan las horas, diluyo en la calle los pendientes, anidan puñados de alas en edificios antiguos, detengo bruscamente las dudas, sello los labios de la desesperación, pregunto por la idea que llena los instintos, me anexo en la lista de invitados, la búsqueda se inició hace tiempo.

LETICIA VILLAGARCÍA

E
s tapatía, pero de casualidad nació en Orizaba, Veracruz, el 28 de septiembre de 1945. Fue casada, es viuda, y mamá de dos hijos y dos hijas, suegra de dos yernos y dos nueras; también es abuela de cuatro nietas y tres nietos y los que faltan (si Dios quiere).
Obtuvo la maestría en Letras del Siglo XX, por la Universidad de Guadalajara, 1995. Es traductora del Inglés y pertenece al Seminario de Traducción “Ángel Flores” del Departamento de Estudios Literarios de la Universidad de Guadalajara. Recibió el segundo lugar (Poesía ) con el poemario El silencio de la luz en el Premio Nacional Puerto Vallarta, 1986. Es Mención Honorífica con el cuento “El signo” en el Concurso Regional Juan Rulfo, Sayula, Jalisco. Es Premio Nacional de Narrativa Colima 1994, mención honorífica por obra publicada con el libro de cuentos Señales de Babel. Pertenece al Consejo de Redacción de Periplo, Revista Latinoamericana de literatura; y también al equipo editorial de Tragaluz, Revista de Entretenimiento Cultural. Actualmente ejerce la docencia en la Escuela de Escritores de la Sociedad General de Escritores de México, SOGEM, Guadalajara.

Libros de poemas: La oscura palabra del espejo, Guadalajara, Secretaría de Cultura del Estado de Jalisco, 1993.

 

Silencio de la luz

I
VICTIMADOS POR LA FURIA
los brazos
mueven los vientos
tocan la ira
abrazan las sombras
y siguen sangrando
en equilibrio perfecto

Sin el peso de la Cruz
sólo hay descensos

II
CUATRO VECES ANGULAR
Sostenida de congoja
Clavada a su grandeza

No la mueven los vientos
No la toca la ira
No la abrazan las sombras

Sin Cruz no hay centro

RELÁMPAGO

No detengo el pasado
no lo recuerdo
Voy de prisa
Lejos

Iconos rodeando un espejo

A Guillermo Ceniceros

SOBRE LA RAMPA DE LUZ
inclinada
los iconos
giran
y en cada vuelta
sonríen
entristecen
se persiguen
sin saber
que al reflejarse en la columna de espejos
empequeñecen y se alejan
como volantín, de títeres viejos

En lo alto de la rampa
miro, te miro
nos miramos
chaneques encaramados a la cucaña

Queriendo huir de la fortuna
resbalamos a cada intento

Prometeos de cartón

Navegaciones

LA ARAÑA MECE SU TELAR MÁS VASTO
Sin prisa levanta mareas
Sella para siempre navegaciones futuras

JUGANDO EL NIÑO DIOS A PARPADEAR
Apareció un colibrí

Tiempo desierto
(De cierto tiempo)
[ Fragmento]

EL GUÍA
Los beduinos desiertan el desierto
temen perder la memoria
Las caravanas se han establecido
De tiempo en tiempo
Tiempo desierto
los nómadas
vuelven
Han vuelto a bordar sus alfombras
han vuelto a tejer paraísos entre el Éufrates y el Tigris
Buscan el Delta
Hay un indicio
en su pasar
un joven
con cuentos de almas persas
de tiempo en tiempo
tiempo desierto
los guía
Rompen el sello de algún papiro del mar muerto
y aún en su decir
“Qué pequeños, Tobías, los beduinos
cuánta oscuridad”
Él sabe que las hojas del Pergamino
amparan los Secretos de Dios Alá, Jehová
Yahvé

Salmos de Gante
In memoriam
a mis hermanos muertos
en la calle de Gante

Salmo primero

EL SOL ABRASA COMO UNA PROFECÍA

Encandiladas
emergen por el albañal
algunas ratas
Pululan
Tiene que pesar el hedor
para que se abran las cloacas
Cae un silencio
como
piedra
escucho gemidos
luego
Aquella calma engañosa
como el ojo tránsfuga de un ciclón
Ni el espíritu ni los cuerpos se mueven
Tarde
Lentas
Doblan las campanas a muerto

Salmo segundo

AHORA
Sólo quedan zapatos colgados en los cables de luz
y un olor a defecaciones pequeñas
Se descorren los goznes de las puertas...

Salmo tercero

POR NO JUNTAR MIS MANOS AL CADALSO DE LAS CALLES
Capillas ardientes Santuarios de duelo
Perdón
Por no haber vigilado día y noche esa tierra transcurrida
entrañafosa donde yacen mis hermanos:
Sus moradas
Perdón
Vergüenza
Yo no estuve allí
De nada me sirvió el Sermón de la Montaña
según San Juan
Perdón

Original

ALGÚN MORO HACE SIGLOS
Humedeció mi sangre con sándalo
Desde entonces
Me inundan suspiros musulmanes
Lamentos
Llevo ajorcas en las manos
Collares en mi pecho
En mi vientre
Palpitan (se dilatan)
Secretos de la medialuna.

Errar de ángeles
[Fragmento]

LOS OJOS EN TRÁNSITO DE VUELO
ciegos por otra luz
rasgan la intensa parábola del
cuerpo
(espíritu)
(viento)
Ser nada
línea
como si errar
fuera el paraíso

Un grito hacia el Oriente
silenciosa madre
duelo

En lentísimo vacío
(máscara intacta)
(velo)
danzan los ángeles
hasta ser línea
casi nada
Como si atarse
fuera
abismo

El soplo

EN EL PRINCIPIO:
fuego para nacer estrellas

Vino una noche larga
y apareció el día siguiente

Una luz difusa cayó
Apareció en Oriente un Soplo
aún no era el viento del Oeste

El Soplo besó al agua y el agua
emergió para alcanzar al viento

Vaho de Dios

HAY ÁNGELES
que sobreviven
más allá de sus alas

Vetas

III
UN SANTO, UN POETA
(celebrante poroso)
se embriaga en el secreto

Sellado bajo tierra
lo sabe:

Sólo el retorno al oficio
devolverá iluminaciones

En el caos
Dios esconde la forma

 


CARLOS RODRÍGUEZ BETANCOURT

C
arlos Rodríguez Betancourt, originario de ese “pueblo con mar”, Puerto Vallarta, Jalisco (15 de enero de 1947), y por lo tanto típico “pata salada” de origen, de las viejas y acendradas familias, (cuando nací, a mi padre le tomaron una foto conmigo en brazos, en la playa, con las olas y la resaca detrás, frente al malecón y sus bancas blancas). Su abuelo materno, leguleyo, jefe de telégrafos y aduanas, capitán de puerto y líder de las comunidades agrarias de Bahía de Banderas. Una calle lleva su nombre.
Carlos se apartó del camino de las leyes y los notarios. Le gustaba la química y la física desde la secundaria, ganando la fama de marciano y Ciro Peraloca. Era chico tímido, ratón de la biblioteca de su padre, iba a la playa diario a contemplar las sirenas que sus amigos más gandayas se llevaban. Tímido por ser el chavo más alto del puerto hasta que las gringuitas y francesas empezaron a llegar a ese paraíso escondido y le enseñaron que el tener buena estatura permitía tener acceso a los ojos y a las boquitas de las gabachas sin tener que subirse a una piedra de la playa o ponerse de puntitas.
Pese a que dejó su pueblo para irse a la prepa con los tapa tapa y los jesuitas en los sesenta, nunca se despegó del terruño, llevándolo siempre hasta la empuñadura como García Márquez a Aracataca.
Y no fueron ni la química ni la física ni la arquitectura lo que eligió Carlos como carrera. Fue la Medicina, esa esclavizante patrona, ama de la vida. Tal vez para abarcar al ser humano completo.
Por eso decidió meterse en el ámbito “psi” y se volvió psiquiatra, psicoanalista, psicoterapeuta, psico-grillo, formándose en el vecino país del norte: la Menninger Clinic. Y con el paso de los años, y por pura terquedad, para que no se le empañe la vida, llegó al mar de la poesía, para encontrar la “piedra filosofal”, las maneras de “sacarle la linfa a la memoria” en la condición de ser insecto iluminado que le hace dengues a la muerte y a los gusanos del tiempo.
Para Carlos hacer poemas es un acto disciplinario de rezo, canto y auto-terapia. Acto narcisista en buena onda que le permite confesar sus obsesiones en voz alta.

 

Flor tibia

DESPUÉS DE CAVAR EN TUS ENTRAÑAS
Me retiro de la escena
Saboreándote a solas
Como leopardo de la noche.
Nada pesa en el vacío de tu silueta
el tiempo de flores se ha ido ya
del bosque de estrellas
Manos que palparon tu contorno
Atrapan tu estela sin remedio
por el tortuoso sendero
de la noche.
Vives, sin embargo, flor tibia
guardada en el cajón de tu cuerpo
rescatada por el sueño
y el verde encaje de la jungla
hasta el final de los tiempos de arena
entre poema y guijarro, con el sol a cuestas
y la mariposa fragante del sexo.

Poemario

I
EL MAR, SIEMPRE EL MAR
¿en qué piensa una doncella
cuando el viento descubre sus muslos?

6
ME SALVO. LA BESTIA NO EXISTE: LA INVENTO YO.

7
LA MEMORIA DE TODO HOMBRE
Es un espejo de damas muertas.

9
SOY ANIMAL QUE HABITA EN SU CARACOL,
Para qué rezo si nadie baja del cielo.

10
QUIERO VOLVERME ERMITAÑO SIN CUEVA
Esperando el momento de mi resurrección.
¿Quieres que te cuente un cuento?
De ésos que no terminan.
Madre: agárrate de todos los hilos.
No me despiertes sino hasta mañana.

ARTURO SUÁREZ

A
rturo Suárez (Arduro Suaves, contradictorio, antinómico, polar, irresoluble en apariencia) nació en Guadalajara en el año, mes y día en que el quinteto de Charlie Parker y el trombonista J. J. Johnson ensayaron “Quasimodo” y “Bongo Beep”, entre otros números bibaperos, en la ciudad de Nueva York. Es decir, el 15 de diciembre de 1947, por lo que en cada aniversario la vida le da 15 días de ñapa.
Hizo estudios de filosofía y letras en la Universidad de Guadalajara. Publicó dos poemarios (La diaria conspiración, 1982, y Palabras debidas, 1984), y textos suyos han aparecido en periódicos, revistas y antologías. Como le interesa más la poesía ajena que la propia, acaricia la idea de un libro de reseñas (“Trenes y gallos”).
En 1986 y 1988 dio a conocer El periquete sarniente o el español descocado, primeros cuadernos de un género lírico de la cortedad. En ese mismo sentido vieron la luz Los perikinetes de la matinée, 1994, y Canutero. Periquetes de literatura, 1998. Luego Canutero de España. Periquetes de literatura, 2000; después, Canutero de Brasil. Periquetes de literatura, 2001; finalmente, Canutero de Cuba. Periquetes de literatura, 2002. En el suplemento del desaparecido periódico Siglo 21 mantuvo un espacio fraseológico por una buena temporada. Ha hecho versiones al español de poemas de autores norteamericanos
Actualmente la Gaceta Universitaria difunde los periquetes universitetes. Sus brevísimas líneas han pasado por el filtro temático: filosofetes, economiquetes, amoretes, entre otros, y la decantación (canutería, perizoo, descomputación, etcétera). Salen al aire por Radio Universidad de Guadalajara. Es conserje y fundador del Club de Periqueteros Solitarios de Occidente, Asociación Banal. Se dedica a la revisión editorial y también corrige su conducta.

Libros de poemas: La diaria conspiración, Guadalajara, Cuaderno Breve, 1982. Palabras debidas, Guadalajara, Seis en Punto, 1984.

 

en el tehuantepec de los sueños
Para angelina juárez
sierra madre del sur que nace

Guelaguetza de los
amiánticos narcisos…
Roberto Sánchez

SURGES DE PACÍFICA ESPUMA EN RECÓNDITOS Y SERÁFICOS
puertos de colotepec y copalita: momento fluvial
descubridor de cinturas

luces juchitecas flores rebeldes: zapotecas joyas
de la victoria:

aligera el paso de azul jicayán
neutraliza el raro sabor de huautla
gobierna la dicha de amor zoquitlán
esconde la muerte de añil pochutla
libera los vientos de jamiltepec
indica los aires de juxtlahuaca
navega las llamas del tututepec
atiende tu vida rosa nejapa

ah triunfaste sobre de aída las marchas (chambelanes
de caramelo)
y te alejas piedra labrada
al refugio lagunar de monapastiac
a la fuerte protección de albán
o al regio descanso de mitla

pero habré de hallarte
florecida en resplandores
en las tiernas aguas del níveo desvelo
en la grandiosa fuente y la tibia paloma
en el tehuantepec de los sueños

para alma con camisa a cuadros

LO QUE ME GUSTA DE TI:

tu manera de esperar el café cuando de centroamérica
te llegan noticias violentas

lo que me gusta de ti:

esa suavidad histriónica de incrédula cuando te explico
que borodin y rimski-korsakov compusieron las mejores
canciones del mundo

lo que me gusta de ti:

la displicencia de no ver la película de medianoche
en la que humphrey bogart navega

en fin, aquel discurso de tu ser radical:
lo afro de tu peinado, los cuadros de tu camisa.

Pinche poeta

YA CORTA TU MELENA DE ARCAICO DIRECTOR DE ORQUESTA
y limita los títulos de diagnóstico de tus lecturas
a ondas que sean más acá
que hablen de los dragones en los ojos de los infantes
que digan de la desesperanza de zombies adolescentes
que se enfrenten al paraíso etílico
a la soba del lomo de 14 horas
al asesinato por 25 mil pesos
a los grilletes mentales
al simbolismo como ofensa de claxon
como dijera rubén el del “impulso torvo y anhelo sagrado”
al “eructo de burgués y gusano de letrina”
al futbol como pasión baja
me cai que oírte es como esperar a stravinsky y en su lugar
viene la banda del recodo
qué onda con las grandes tragedias
qué onda con unas chelas

La diaria conspiración
qué es la diaria conspiración
[Fragmento]

ES EL LUNAR QUE ESTÁ AL SUROESTE DE TU INDIFERENCIA
es una dulcinea de mugre y sombra
es una greta garbo de albañal
es el seudo poema sinfónico de la ciudad que te da un beso de taladro
e irrumpe tus fallidas
aspiraciones de claro de luna
es la decepción femenina al enterarse
de tus nulos fondos bancarios
es la música ofensiva de las fiestas de
cumpleaños que se desvelan
es la gente bonita de zona rosada en la zona roja
es la moral tepatitlense en acción
es un físico nuclear que vende tacos
un neurocirujano que trafica con
cassettes del otro lado
son las chelas y los poemas
la mentalidad de la secretaria cuyo ritmo cardiaco
es medido por el claxon del profesionista
es el “blof” como solidaridad de cartel
es la neurosis apurada del que versifica
y no hace el amor
es ofrecerte en domingo una mouchette
en lugar de un pickpocket
es la imposibilidad de mozart y
la presencia inevitable de Vicente Fernández

pero habrá que organizarse:
desobedecer las órdenes de la médula espinal
fabricar una vacuna contra el instinto
dictar conferencias sobre la relatividad de la locura
la ridiculez de la bondad
pasear por la calle
yo con mi frigidez
tú con mi impotencia.

Madokiana a vuelo de pájaro

EN EL YA PINTADO CAFÉ (VERDE SANATORIO MATERNO-INFANTIL)
una risa a lo belcebú (batuta de disonancia ambiental)
era punto de referencia a la galería retroalimentaria
de rostros lombrosianos (modelos involuntarios de el bosco)

en la mañana hubo cónclave de vendedores de seguros
cuya suficiencia alcanzaba las alturas superiores a las del ejecutivo junior
más tarde y esperando la utópica llamada de las 2:45
el express doble empezó a perforar mis paredes intestinales
y me dediqué a observar al hombre que discute problemas
y a veces resuelve (de psicología profunda y política internacional
con su taza)
pronto hicieron su entrada los personajes con derecho de corcho:
la detallada relación que hacía de la segunda guerra mundial
el señor de apellido alemán contrastaba con la euforia
marca herradura del jefe de la mesa directiva

a las 5:45 las várices de las meseras lanzaban un angustioso sos
en la barra los aficionados a las pasiones bajas
no dejaban de comentar un gancho al hígado un autogol
el mezzanine ocupado por la fantasmagoría editorial marginalista
apenas dejaba traslucir los endebles auxilios de las metáforas
de poetas que hubieran sido malditos con un poco más de gramática
por la noche las frustradas musas amadas iniciaron el desfile
con sus poemarios dedicados bajo el brazo
(esfuerzo inútil por un beso totalizador)

al final el saludo de rigor al despedirse
mi saco seductor y el crédito todavía vigente.

Crazy Horse del subdesarrollo

NO ERA EL CASO DE QUE KAFKA CANTARA
noa noa
en San Juan de Dios
no se trataba de ingresar a un caesar's
palace
de vigésima categoría
la cuestión medular radicaba
en definir si lagos de moreno
tenía más capacidad orgiástica que
copenhague
hubo un tiempo en que la cultura
enloqueció a todos
y la razzia de putos baratos comenzó a ser objeto

de estudio de antropólogos de la universidad
de austin
las mujeres como sombra y los niños inválidos
tenían un lugar específico en el cuadro social
dedicado al lumpen que la columbia university
registró
pasaron sexenios y nuestro país tuvo
presupuestos
para investigar el perfil socioeconómico
de ghettos y reservaciones en estados unidos

la gran plaza quedó como guía turística
para dirigirse al monumento (construido con material de 2a mano)
que daba testimonio del tepito
tapatío
aunque el verbo sanjuanear
seguía conjugándose en las altas esferas oficiales.

PATRICIA MEDINA

N
ací en Guadalajara, Jalisco, el 30 de diciembre de 1947. Mi primer contacto con la palabra (en párvulos) me hizo encantarme con la musicalidad de los versitos que cantábamos, y ya en primaria me gustaban mucho los poemas de María Enriqueta, los cuales memorizaba. Como mi papá murió cuando yo tenía dos años, en cuanto puede hilar la sintaxis más o menos, comencé a inventarme un papá de papel lleno de virtudes y bondades que en nada se parecía al que les oía describir a mi madre y a mis tíos. Con ese papá creció mi amor por la palabra y la presencia de mi padre se hizo absoluta, pero demandante. Sacaba primeros lugares en “composición”, pero 5 y 6 en “conducta” y “aprovechamiento”. Luego trasladé mi emoción inventora al ser amado imaginario. A los doce años hacía perfectos endecasílabos permeados por el espíritu romántico de mi edad y de mis lecturas; así también fabriqué un ser amado de papel, el cual nunca cotejó con los modelos vivos que me tocaron. En la secundaria les hacía las cartas de amor a mis compañeras y a mis hermanas, así que a mi pluma se deben dos que tres matrimonios felices y otros tantos desgraciados, entre ellos el mío propio, que empezó con un periódico mural donde mi exmarido publicaba sus versitos y yo los míos. Durante el divorcio decía: maldita poesía que no me dejó ver quién eras. Y en realidad, lo que no veía él es que la poeta era yo (que estaba dispuesta a ser la gran mujer detrás del gran escritor, acorde con lo que me enseñaron las Siervas de Jesús Sacramentado) y no él. En 1980 —ya divorciada— me dije: ¿y todas estas cajas de poemas para qué servirán? Y me entrevisté con el Dr. Pedro Rodríguez Lomelí, quien era espiritista y luego luego me dijo que yo traía encaramado a un espíritu protector, lo cual me puso muy nerviosa, y como para no dejar, me dio dos nombres: Elías Nandino y Arturo Rivas Sáinz. En la primera cita con Nandino, dijo: muchachos, vengan a oír esta poesía, esta mujer es un genio. En la segunda, dijo: mire señora, usted váyase a hacer bien los frijoles a su casa, la poesía y usted no van bien juntas. Entonces me fui con Rivas Sáinz, que me acogió como un padre, y con él estuve hasta su muerte el 5 de enero de 1985, fecha en que volví a quedar huérfana. He publicado hasta la fecha 14 libros de poesía y una novela. Tengo trece libros inéditos y otra novela inédita. Pero lo que más me ha gustado es la docencia. Para mí una clase es un sitio al que llevo toda mi pasión creadora y mis pocos conocimientos. He hecho guiones de cine, obras de teatro, y un libro de teoría: El ser de la escritura.

Libros de poemas: Avatares, Guadalajara, Unidad Editorial del Gobierno del Estado de Jalisco, 1983. Mi Palabra, Guadalajara, Departamento de Bellas Artes de Jalisco, 1983. Trayectoria del ser, Guadalajara, Universidad de Guadalajara, 1987. La memoria era hoy, Guadalajara, Ayuntamiento de Guadalajara, 1987. Fronteras de cristal, Guadalajara, Ágata, 1988. Trópicos fundamentales, Guadalajara, Mantis, 1994. Lo mismo en pan y flor, Guanajuato, La Rana, 2001. Tras tornar, Guadalajara, Paraíso Perdido, 2002. Azúcar limpio, Québec-Guadalajara, Écrits des Forges-Mantis, 2002.

 

16
Limpia la ropa

LAS PIERNAS ENROLLADAS EN INFORMES
la blusa sin pecado
oliendo a virgen

así me acuerdas
cuando te soy película de nunca estreno
y me reescribes la virtud en rollo.

Yo, de verdad
no soy tan sanitaria
de cuando en cuando
se me ensucian de semen las partículas
trajino en geografías non sanctas.

A tu dedicación asceta
se opone lo percudido de mi sábana.

El pan invertebrado

DI A LOS HOMBRES QUE LA MUERTE
no es sólo una palabra
ni aquello que se abre entre un instante y otro
y todos especulan como la minúscula hendidura
por la que se hace Dios.

Diles que sus ondas atraviesan el tiempo
y nos alcanzan
si la hacemos memoria
(un día, al abrir un libro
frente a tus ojos huele a permanencia
zumba tu corazón
queda muda tu piel
y cuando cierras nuevamente el libro
ya no reconoces tus zapatos
y todo lo que tocas te produce
un escozor extraño.)

Diles, Inkla, que al centro de la estrella
se mece el punto oscuro
que crece imperceptible en cada hombre
en cada hormiga
en cada brote hijo de la lluvia.

No les mientas jamás
porque la certidumbre que han llamado amor
les disfrazó la casa
y a su sombra inventaron
las lámparas
el vino
y un pan invertebrado.

Se borró el horizonte
pero luego
levantaron los muros.

No les mientas a aquellos
que ya viven la ausencia
convídales un trozo de tu muerte
que la amen en ti
que te vivan en ella
aunque caigan los puentes.

XIII

PAGUÉ PUNTUAL AL SIAPA
por cierto cuota fija
con mi derecho al baño diario
el café mañanero
y la sonrisa fresca de mi casa.

Hoy me la han restringido.

Estoy a cuentagotas con la malva
y duermo al tropezón de maremotos
en percudidas sábanas.

23

HAY PALABRAS QUE QUISIERA BORRAR
por sus estragos:
las que, dichas
jamás han de escribirse
las que atrofian el alma
las entre dientes, ruines.

Las mancas
las a sueldo
las deudoras.

Todas ellas a cambio, por ejemplo
de las palabras árbol, casa, Dios
(siempre en mayúscula)
y pájaro —que es aire—
y lluvia (sobre el árbol de luz
que hallé
junto a la casa
y dentro de él
un pájaro
en la mitad de Dios.)

31

TUVE UN CUERPO.
Lo malgasté
lo fui desheredando de la vida.

Bien.
Contabilizo mis desbarajustes
y no me conmisero.
Hay otros cuerpos
adentro de mi carne
que he cuidado mejor
cuerpos que dono
para otro despertar afortunado.

En lo que queda de éste
hilvano
un puñado de mirlos.

49

QUE ME NOMBRES A PUNTO
que de los monstruos
hagas colibríes
que me adivines trigo
del corazón al páncreas
que me invites un éxtasis
que me dejes atrás en el concurso
que apagues mis cabellos
con el cirio pascual
que sea tu lujo
inventariar mis brazos
que me evite la bala
que me quieras
me oficies.

Que me lleves al feudo
de lo que no claudica.
Que me salves.

5

OIGO LA MÚSICA
entro al parloteo
y ahí estoy, esquinada
para mejor ser parte de la fiesta.

Entre dos que se aprietan en la danza
hay un centímetro de polvo
una micra de mueca
un decir en lo indicho
algo se está muriendo en esa risa
hay tanto nudo; ciego en las palabras.

Cadáveres de pie
tocan las pieles vivas,
pero nadie lo nota
todo lo que se calla
se vuelve techo de humo
todo lo que se dice
cae al suelo

pero nadie lo nota.

11

EN LA MADRUGADA ME DESPIERTA EL RUIDO DE MIS
pensamientos. El asunto —otra vez— es la muerte:
la lenta desintegración del cuerpo; pero antes:
la lenta descomposición de los sueños; o antes
aún: el lentísimo crecer hasta alcanzar altura
razonable, y ya ahí ignorar lo que pueda seguir.

El asunto es la contabilidad de tantas muertes,
sus fichas, sus archivos, y también la urgencia de
ponerle otro rostro, otro nombre, algo más fami-
liar: como un cachorro dormitando a mis pies. Ya
no puedo dormir.

16

YO SOY TODA DE MÍ
me pertenezco porque me llevo
a los sitios que voy
y debo ser una buena pertenencia
ahora
porque no suelo dejarme olvidada
ni llegarme tarde cuando me cito
en ocasiones especiales.

Y como soy toda cuanto poseo
suelo portarme sin ostentar
lo valioso de cada uno
de mis pedazos de mí
y nunca me llevo ya
a sitios concurridos.

¿Qué me haría yo sin mí?

26

YA VOY NO SIENDO
lo que por tanto tiempo fui
y en su vacío voy incorporando
lo que va en vías de ser.

Deja mi rostro su antigua dictadura
y está la piel cayendo
en su nuevo elemento.

Hoy ya no está el deseo
ni su consecuente: el miedo
en su lugar la hierba nueva
echa raíz profunda.

Ya voy no siendo suma de adjetivos
ya aliento en mi sustancia.

Que sólo quede el verbo.

27

EL ADIÓS NO ES UN ACTO DE MI VOLUNTAD.
Ayer, en el abrazo de mi amigo
pactábamos lo eterno
y hoy está muerto.
No puedo conversar con ese sordomudo
que no se le parece.

Tres semanas esperé por mi gato
y no volvía.
La vida dice adiós y yo me entero tarde
todo me va dejando sin anunciarse.

Debo aprender el arte de la renuncia
en el instante en que doy la bienvenida.

La muerte es un adiós
que se hace cuerpo
carta
malentendido de las horas.

Habré de despedirme de la ausencia
y volverla presente
definitivo.

Mira, niña
A Ileana y Gabriela

MIRA, NIÑA, SE ME HA PUESTO SEVERA LA CINTURA
el alma se me empina en cosas que se pierden;
hago como que sé acunarte,
como que atrapo tus estrellas.
De pequeña no vi alejarse trenes.
Y tú me pides cuentos imposibles
Mientras miro mi agenda.
Vuélvete a las crayolas,
deletréame amor para que entienda,
cuéntame tú qué horas de tu tiempo,
qué mañana es tu flor,
cuántos cabellos caen de mi cabeza.
Dime mamá sin carne,
sólo beso para encontrar sentido
a este temblor de vigilar la noche
por si se engendra no niños, sí escaleras.
Y duérmete en mi vientre sin oír el zumbido
que esta noche aterra.

¿POR QUÉ ERAS TÚ Y NO OTRO AL QUE DEBÍA ENCONTRAR?
Entre miles de seres y lugares
¿por qué eras tú y ahí el accidente irreparable?
pues ambos, transformados
nos fuimos a los otros
a cambiarlos.
¿Por qué así la forma de tu cabeza
el labio superior mordido en cada titubeo
la peculiar manera de afirmar?

¿Por qué no el que iba adelante de ti
o el que a tu espalda estorbaba tu sombra?

¿Y por qué yo, ahí, en la hora nuestra
también dije mi nombre y sonreí
como en dos actos premeditados
que se estaban cumpliendo?

¿Qué de ti tengo tanto
que nunca se termina?
¿Qué de mí andas llevando
por el mundo?

Nuestros espectros vuelven a la impronta
de una tarde cualquiera
en cualquier mundo
donde tú y yo repetimos
esos actos eternos.

DEL OTRO LADO DE LA VIDRIERA
alguien que se parece a la que fui
me mira con tristeza
sabiendo que se parecerá a la que soy.

Le sonrío
ella responde con una mueca
levanto la mano para saludarla
y ella me da la espalda.

Alguna vez miré detrás de una vidriera
a la que sería
y le dije a mi acompañante:
qué mujer tan horrible.

En el próximo giro de la rueca
seré mi acompañante.

HE DEDICADO TANTOS AÑOS DE MI VIDA
a poner montones de palabras
en las aceras del tiempo
que se ha llegado la hora
de hacer limpieza.

Al bote de basura
las que están sostenidas desde el aire
en un aire invisible que se propone
dejarlas al garete.

A la trituradora las que puse a la vista del mundo
creyendo que eran yo
y también las que escondí bajo ladrillos
por parecerse demasiado
a otra que desconocía.

Quiero dejar las imprescindibles
—si es que hubiese palabras imprescindibles
al paso del transeúnte
para que cada cual se lleve
la que le corresponda.

Si al final no queda
ni aquella palabra con que ilustro mi nombre
entonces, es seguro:
comenzaré a escribir.

VIVO MUY POCO EN MÍ
ando entretenida con minúsculos seres
que habitan bajo mis plantas
con seres muy lejanos
que viven en confines insospechados.

De pronto, ante el espejo, digo:
ah, eres tú
y alguien en la calle me llama
por un nombre que no hago mío.

Y es que el cuerpo
no llega a ser la casa
sino lo que adentro resuena
por sus muros
—lo que casi no atiendo.

En lo poco que vivo
cuando recuerdo visitarme
voy tan acompañada
estoy tan casa llena
que a veces tengo antojo de quedarme
la vida entera.
RICARDO YÁÑEZ

N
acido un tres de abril, 1948, en Arista y R. Placencia, solía reconocer, cuando eso era cierto, que había sufrido y sufría mucho pero se divertía y había divertido más. Quizá más serio ahora, cosa difícil, dice creer que cree en la palabra pero no en las palabras, que cuando tiene fe en la palabra —explica, como siempre, innecesariamente— todo va bien, aun cuando vaya mal, y que de caso hacer a las palabras todo mal, aun cuando en apariencia vaya o salga o esté bien. Y así, agrega, es y ha sido desde que se acuerda. De todos modos las aseveraciones anteriores corresponderían con limpieza a su autobiografía o, levemente modificadas, a su epitafio. Lee y escribe, garabatea, pues, con algún sentido, casi también desde que se acuerda, y no le enorgullece pero es verdad que hasta sus 17 no tuvo en casa, seguro, ni diccionario ni librero. A los ocho, en semana santa, fue a Ayo. Cuando el librero, cuando el diccionario, conocería en Melaque el mar. No pocas veces ha estado a punto de morir: ahogado, desbarrancado, baleado, en accidente automovilístico, de enfermedad, suicidio, en fin; pero parece ser que ama la vida y que la vida todavía algún sencillo, real, aprecio le guarda. Ni la amistad ni el amor le han sido negados. Pudiera ser que este año salga del país.

Libros de poemas: Divertimiento, Guadalajara, Departamento de Bellas Artes de Jalisco, 1972. Escritura sumaria, México, DF, La Máquina de Escribir, 1977. Divertimiento/Escritura sumaria, Guadalajara, Universidad de Guadalajara, 1979. Ni lo que digo, México, DF, Fondo de Cultura Económica, 1985. Dejar de ser, México, DF, Era, 1994. Antes del habla, México, DF, El Aduanero, 1995. Prosaísmos, México, DF, Lunarena, 1995. Décima musa, México, DF, Lunarena, 2000. Si la llama, México, DF, IPN-Trilce, 2000. Las líneas de la mano, Cuaderno 2001, México, DF, El Aduanero, 2001. De rendimiento (edición definitiva de Décima musa), México, DF, El Cálamo, 2002. Estrella oída, México, DF, UAM Azcapotzalco y El Aduanero, 2002. Novedad en la sombra, México, DF, Ediciones Arlequín-CNCA, 2003. Puntuación, México, DF, Lunarena, 2003.

 

Poema del lunes

LUNES ERA Y DOLÍA,
como nube dolía, como puerta.
Era lunes y había
una ternura muerta.
Pasaban por la calle los viandantes,
como de sentimientos traficantes.
Iba arriba la luna, muy arriba,
muy en su desnudez Lady Godiva.
Era lunes -acaso medio martes
pero lunes aún- en todas partes.
Lunes fue y no dolía:
fantasía.
Era un lunes feroz pero discreto,
lunes de un amoroso Capuleto.
Era un lunes cabal, lunes-lastima.
Iba mi voz en do, doliente nota.
Iba mi voz en solamente rota
bajo la luna-lunes, todavía.
Era lunes. Dolía.
Sobre un tema de Amparo Rubín

 

La pérdida

ERA LA SOMBRA BUENA, Y LA MEJOR ENREDADERA;
era y fue la palabra necesaria: la que sabe callar
Era el irse dejando discurrir
Sin espejos ni máscaras,
sin esperas ni humo del pasado
oscureciendo la visión.
Fue el viento en el follaje
y la brisa en el rostro
riente,
fue la numeración y fue los pájaros
y era la luna, la esencia de la luna, Salía
de lo oscuro
como el agua mejor, y se iba yendo
con esa parsimonia que ponemos en los elefantes
cuando, se dice, saben
que se van a morir.
Era un nombrar sin tiento ni desorden
esa especie de voz que carente de habla
dice lo que nos dice, si se tiene, el amor, y se quedaba
como una estrella en la mirada queda, si bien mirada,
cuando amanece.
Era un aquietamiento de espaldas en la arena
y la oleada que baña las espaldas, y era
y fue
un delgado, lentísimo irse abriendo de pétalos
a la señera claridad. Había
en su interior el sueño que guardan los palacios
y la vigilia
que despierta en la frente del que se ha visto herir en su
ciervo luminoso.
Necesitaba
solamente cuidado
y la perdí.

Aunque me digan

AUNQUE ME DIGAN
aunque me peguen
aunque me contradigan
aunque me corten la lengua y se la echen a los gatos
aunque me metan en un costal
aunque me den con la mano del metate
aunque me corten en pedacitos
aunque me echen al pozole
a los tamales
a las tostadas con carne
aunque venga mi tía y me suplique
mi madre y me suplique
mi tortuga y me suplique
mi voz y me suplique
he de morir viviendo
ya lo dije
es todo lo que sé

No me detengas, amor, la mano

NO ME DETENGAS, AMOR, LA MANO
Cuando a la espina de mi rosa acerca
su torpeza impoluta.
Es que quiere sangrar con tu color.
Es que quiere herir de tu esperanza.

Amor, no por su daño temas, se lo busca.
Amor, no la detengas, que es su vida.

Alegre como un río en medio de la lluvia

ALEGRE COMO UN RÍO EN MEDIO DE LA LLUVIA,
como un zapato viejo pero muy, muy bailado,
como una silla roja o un tapete
recién sacado del telar;
alegre como un árbol genealógico en el que todos cantan,
como un charco saliendo al nuevo día,
como un temblor de hojas entre pájaros
o una espuma pisada por unos pies chiquitos;
alegre como el fondo de una botella verde,
como el gato que sueña con una mercería,
como un mueble ocupado por tu cuerpo desnudo;
alegre como un martes que se supo semana,
como un pan cuyo olor abre de par en par las ventanas del mundo,
como un violín delgado diciendo tu cintura.

Todo el amor, amor, que has extraído

TODO EL AMOR, AMOR, QUE HAS EXTRAÍDO
del pozo seco, amor, que de amor era;
todo el amor, amor, por vez primera
secretamente amor, amor sin ruido.

Todo el amor, amor, el desasido
de sí, el que se da como si diera
la no ninguna cosa, primavera
de luz enamorada del sentido.

Todo este amor, amor, en que me anego,
en que acallo mi voz hasta escuchar
la sola claridad en que me entrego.

Amor o manantial, cuyo sosiego
es un desosegado murmurar
todo el amor, amor, sin tu mirar.

ECHÓ UN POCO DE SAL EN SU CORBATA
mas no se la comió cual pretendía
quizá le pareció que estaba fría
aparte de que no era muy barata

Pintó en su corazón de hoja de lata
una dulce canción que se sabía
pero le reprocharon la alegría
y se compró un chaleco color rata

Consideró que el sol era la luna
y que la luna nada finalmente
y se quedó mirando su presente

como quien ve llover y no se moja
como quien huevos fritos desayuna
mientras la rosa suya se deshoja

SI NO AMOR SOY ENTONCES QUÉ CARAJOS
qué nube de pesar qué estrella herida
bandera por qué vientos abatida
conversación resuelta en qué estropajos

vengo del corazón a mis trabajos
y voy de mis trabajos a la vida
vida que se te entrega inmerecida
pero que sabe dar sus golpes bajos

no sé ni qué decir pero me digo
que al fin y al cabo soy un buen testigo
y voy a atestiguar que estoy amando

todo lo que perdí mejor ahora
que cuando lo tenía llora llora
no dejes de cantar te estoy mirando

Giro la perilla abro

AH UN ESPEJO DIGO
y cierro y me regreso
y me detengo atónito
al recordar de pronto
mi voz al otro lado
ah un espejo digo
y cierro y me regreso
y me detengo atónito
al recordar de pronto
mi voz al otro lado
ah un espejo digo
y cierro y me regreso
y me detengo atónito

SI ALGUIEN ME DIJERA QUE ESTO ES UNA LLUVIA
yo le imprecaría diciéndole: ¡es una pecera!
Entonces él se desconcertaría, claro,
y llamaría a tres agentes policíacos
que, girando sus macanas, me invitarían a contestar:
¿es esto una lluvia?
¡No! Es una pecera, ya lo he dicho.
y ellos, después de propinarme soberbia golpiza,
se irían muy orondos, nadando.

REÍA COMO QUIEN TODO LO SABE.
Vivía como una flor.
Su corazón era un delgado polen.
Dios era un colibrí y le visitaba.
Por las noches se arrullaba con el crepitar de las estrellas
y era como un manojo de cardos
estallando blandamente en la honda
llama azul del blando viento, como
un manojo de crisálidas crujiendo
lentamente hasta quedar vacías.
Era un alma de Dios, era San Juan.

Ventana

AFUERA CAEN GOTAS SOBRE EL LIMONERO,
el limonero pequeño y serenante.
Contra los cristales caen gotas
y el limonero se mira fresco allá afuera.
Caen gotas que estallan o resbalan,
caen gotas sobre el limonero.
Y del limonero sobre sí mismo
caen también gotas.
Llueve.

Poema

QUÉ ES CANTAR
sino saberse vivos para siempre
qué reírse
sino florecer desaliñadamente
Igual que en los llanos
la manzanilla
la coronilla
el girasol
En fin qué es estar vivos
sino cantar reunidamente
abriendo y cerrando la estrella
de la certidumbre.

TE FUISTE Y DE TUS OJOS SONREIDORES
un halo me quedó que ando expresando
sin saber ni por qué ni cómo o cuándo
ni menos para qué. De los sudores

aquéllos me olvidé, que los amores
como llegan se van, mas los dulzores
de tu mirada ciertamente vasta
todavía me iluminan. Y devasta

saber que sólo queda esta saudade,
esta ausencia de mí que mi yo invade
cuando pienso en tus ojos y los canto.

Pudiera convertirme en sólo llanto
de no ser que detiéneme el encanto
de tu mirar perdido. Cuán persuade.

ESTO DE LA POESÍA, MAL NEGOCIO
y peor si reuniditos en simposio,
ingeniosos, brillantes, todo un ocio
bien trabajado los poetas, socio…

Yo, que serví a las Musas fiel esclavo
y después padrotillo de a centavo
me propuse, martillos para un clavo
mil y uno vi, y no atinar al cabo

ni uno. No lucieron, qué mal fario,
esos poetas, pero yo becario
me esmeraba en cumplir, aunque algo otario,

y bien que mal, más mal que bien, la lucha,
serrín serrán, serrucha que serrucha,
fuera abajo el soneto cae, escucha:

AL PIE DE UN NARANJO EN FLOR
vino a brotar una fuente
y a entonar un ruiseñor
coplas de tono doliente
al pie de un naranjo en flor
viví el amor de repente
y era un dolor de dulzor
tal que todo mi dolor
despareció dulcemente
al pie de un naranjo en flor

NO CABE ENORGULLECERSE
del don que te ha sido dado
que todo don es sagrado
y el orgullo de temerse
más vale empequeñecerse
y en muy humilde atención
darse a la dedicación
de con la gracia escondida
del don dar y dar la vida
por ella en compensación

VIENE UN VIENTO DE LUZ, SOPLA
desde el silencio de los días
en que yo era una piedra.

Viene el viento y parece que moja
su soplo el árbol con su brisa,
su brisa abierta a la palabra
que viaja por mi sangre.

En ese viento va la luz del día que nace,
es el viento que nace este día, este árbol
en que despierto hablando
una lengua que es lengua de raíces,
una lengua que es lengua de la tierra,
del agua oscurecida de la tierra.

Viene el reposo de lo que nace
en el viento que digo
y es su transparencia
un dolor
en el pájaro que pasa
ahora
rumbo a donde le dicen, le dijeron, que había perdido el canto.

Hace un frío que se cuela
hasta el principio de mi vida, un frío hace
que tiene su principio de calor. Anda
un venadillo por ahí, esperando lo nombre
la flor de la amapola.

Nube es lo que antes era la neblina
y se oye cerca lo que reconozco
como un río. Cerca también se precipita
en un abismo. No es un abismo,
es, nada más, una barranca.

La luz me crea, me deja ser
un olvido del sol, recordado.
Una ardilla en mí recorre
alguna vieja y larga herida.
Hay un latido, llama, me llama,
quiere como encontrar, ese latido, su propio centro.

Laberinto cantando soy ahora,
laberinto cantado, laberinto
ciego de luz

al mediodía. Y cerro, en su lugar, ocupando su sitio,
y lo que vi venir, oí, sentí pasar sobre mi voz de sombra
como viento de luz
me dice queda en paz contigo mismo. No necesitas más, para eso,
no necesitas más
que saberte de tierra. De tierra, árbol, que sabrá anochecer, raíz del fuego
mismo de Dios sabe qué estrella,
cuando anochezca.

CASA DE LUZ
al aire de los días
en la luz
y el aroma de la sal
allí gaviotas andan
como esperando
la sombra de una mano que les diga su sombra
allí la sombra pura
de un hombre que no sabe
cómo dejar la condición de sombra
asombrarse no puede
de la felicidad que ahora no diré que lo invade
sino que lo hace fuerte
contra la sombra
y a favor de la sombra
curiosamente
en la casa de luz
en el faro apagado porque es de día
es de día

El pingüino

a J.E. y, desde luego, J.E.P.
EL PINGÜINO NO ES CARNE, PESCADO NI VOLÁTIL,
no pertenece al carnaval ni a la Cuaresma.
Animal el menos atractivo, el más ambiguo,
chapotea en los tres elementos y posee
algún rudimentario derecho a todos ellos, pero
no se encuentra a gusto en ninguno:
en tierra renquea,
en el agua avanza cinglando
y en el aire
aletea y se desploma.

Como avergonzada de su fracaso,
la naturaleza lo oculta
en los confines del mundo.

Las flores

LAS FLORES SON UN PURO AGRADECIMIENTO A LA LUZ.

MIGUEL GARCÍA ASCENCIO

N
ací un 13 (febrero, 1949, Arandas, Jalisco), pero le voy al siete, porque tal día afirmaron en mi casa que era el de mi cumpleaños. Dijeron que me venía Romualdo y así lo creí durante mucho tiempo. Hasta me lo festejaron más de alguna vez. El acta de nacimiento sirvió para contradecir la nebulosa de las fechas: porque “nacer un trece / fue decirle corazón a las arterias/ tic tac a los huesos y a los pies/ uf a las sandalias/ que me armaron transeúnte”.
Mi madre nunca recordó si fue martes o viernes el día en que arribé al mundo, porque luego de tres, la memoria tiende a confundir sus hilos y a formar una telaraña de acontecimientos recreados.
Mi vocación a la literatura la provocó, al parecer, la fantasía aderezada de mi madre y las medias verdades o mentiras a medias, de mi padre: la una acostumbraba contarnos cuentos inventados por ella, en los que el optimismo fue el ingrediente principal, y el otro nos recetó con cualquier pretexto las mismas notas rojas surgidas de la Cristiada. Con finales, intermedios o principios que no coincidían con la crónica hecha la vez anterior. Forjó literatura oral con la microhistoria.
De la adolescencia para acá, soy el responsable de cultivar con lecturas y observación una persistencia que en ocasiones parece un contrasentido: ¿para qué escribir? Para no dar la espalda a una vocación tan ligada a la verdad como a la fantasía. ¿De qué otra forma ser congruente cuando le festejan a uno el día que no le corresponde?

Libros de poemas: Piedra a piedra, poemario incluido en el libro Piedra a piedra, templo san José obrero, Arandas, Jalisco, Guadalajara, Universidad de Guadalajara, 1983. Con esta voz me gano el arrullo, Guadalajara, Universidad de Guadalajara, 1995. Liturgia de la sed, Guadalajara, Ultravioleta, 1998. Favor de no borrar, Guadalajara, Literalia-Mantis, 2000.

 

2 CADA MINUTO ES UN TREN que carece de gorjeos y va a una luz que tartamudea sus recados de horizonte. En esta afonía del alma un pasajero me aborda para indagar por los rieles del humo a qué reloj a qué retorno a qué ausencia le aposté en el viaje. Respondo: el perdón está a la orilla de los nardos en espera de que toquen las campanas.

1
EN EL ORIGEN DEL AGUA
el amor creció ajeno a los diluvios.
Las aves eran vuelo que no sabía de alpiste
las cunas sol piadoso
los hijos una luz para sus madres.

Una supo de la creación
y preguntó al cambiar pañales
por qué los gorriones construyen nidos
quién da a las mariposas su color
si hay querubines en el mar
por qué no lo declaran las ballenas.

No entendió que la fe la dicta un dios muy íntimo
que surge de entre los edredones
y orar en lo profundo
amasa al hijo con otra levadura.

3
EN OCASIONES LA CASA
olía a jazmines del zaguán a los libros
o a quienes vivíamos en ella
hechos pilar sartén aguja
para escribir la historia
sabiéndonos columpio.

Los limones eran fruto en cada lectura
las limas conservaron su sabor de frase
entre pétalos y humus:
aún no llegaba Adán a pedir el bautismo
para su descendencia.

4
AL TOCAR SU VIENTRE LLENO DE LUZ
sintió que la fe era un ángel petirrojo
que no percibe la vista.

Quiso decir padrenuestro
hágase tu voluntad en las corrientes del agua
y en las flores con que el laurel reza.

Expresar lago arrecife delfín plancton
con el cauce de toda la sed del mundo
pero sólo brotó la palabra “amén”.

8
LOS PARIENTES ACUDIERON
para saber si la noche olía a pan
si petunias o alhelíes continuaban con su aroma
si pastizales o el rocío
estuvieron al pendiente de nosotros.

Alguien afirmó:
existir no basta para desandar la vida.
Otro dijo:
en ocasiones la realidad no coincide con el amor.

La de ojos tristes
de quietud en las manos y en la ropa
nomás comentó:
la bondad nunca deja inconclusos a los seres.

Dios enmudece en la noche
A Anubis, dios egipcio de los embalsamadores

HAY NOCHES QUE MORIMOS SIN VIGILIA
que digieren la luna en su cruz de nubes
caen de ebriedad en cualquier azotea
de luz entre sus sombras

con qué espejo peinar la voz
del que junta sus pedazos de hombre
antes del alba

para zurcir el último abandono
de noche el dolor se aloja
a la altura de mis calcetines

“silencio
esta noche es hospital”:
de qué muerte recuperarme
con qué estertor
conseguirle ganas a la vida

para llorar le sobra tristeza al cuerpo
marcapasos a los pies

la muerte no sabe de minutos
cuando agoniza el alba

de buena luz sé
que la oscuridad va por sus rumbos:
dios ilumina todo
pero enmudece en la noche

CARLOS PROSPERO

N
ací el verano del 49 en las costas del Pacífico, en el Trópico donde la ficción era el cine de Hitchcock, Flash Gordon y Stanley Kubrick y la realidad el apartheid de los Chamula, los Zoque y los Mame, entre otras etnias.
Crecí en ese mundo donde se entramaba lo natural y lo social en un tejido donde fondo y forma se distinguían entreverados, en donde la poesía era romántica y exteriorista y tenía como objeto el conocimiento del hombre, de la naturaleza y de Dios, desde el punto de vista de los sentimientos. Poesía-diálogo con los hombres para intercambiar experiencias, para enseñar lo que se es, lo que se espera, confiando recibir de los otros lo mismo.
Cambiar mi residencia a una ciudad cristiana cien por cien, en la adultez primaria, me facilitó la observación de la experiencia de la doble personalidad de los citadinos y sus virtudes públicas y vicios privados.
De ese choque de culturas se gestó en mi espíritu el romanticismo y el pesimismo existencialista que me apartó de las versificaciones racionalizadas deshumanizantes. También se fortaleció la creencia de que la poesía es resultado de la inspiración de las fuerzas creativas inconscientes, a las que hay que educar para darles curso y alcanzar niveles de conciencia, a los que solamente se accede con la gracia de la Musa.
Hoy admito que la verdadera poesía no cambia al mundo, pero sí la conciencia de quienes se acercan a ella, y los mete en la corriente de la evolución humana, donde lo esencial es el cambio para contactar el espíritu supremo que nos une en una comunidad de creadores.

Libros de poemas: Tambor de un solo palo, Guadalajara, UNED, 1982. Respuesta a las criaturas, Guadalajara, Tinta Ediciones, 1983. Nostalgia de tu amor, Guadalajara, Saeta, 1986. Visión de la ciudad, Guadalajara, Secretaría de Cultura, 1997. Luna roja, Guadalajara, Secretaría de Cultura, 1999.

 

IV

HAY UN HOMBRE 7 A.M. ANTE EL ESPEJO.
Recién bañado, recién hombre.
Y sabe que cruzar el umbral implicará una lucha a muerte.
“Me juego el pellejo c/segundo”, se dice.
“Mi vida es ciertamente una vela encendida.
Soy el único responsable de mi vida y mi muerte.”
7 a.m. ante el espejo con los bigotes de morsa.
El pelo a la mitad partido, el músculo preciso.
No hay lugar en la nave para los cobardes,
para los que juegan al papá y a la mamá a sus 30 años,
para los que tienen de valor una apipizca,
para los que en el tranvía no les pica una pulga
para los que guardan compostura ante las damas
para los que saludan de lleno porque buscan un pan
para los que piden mamadera y no se la consiguen
para los que quieren decir y se desarman
para los que tienen mujer avergonzados
para los que la vergüenza impide la erección
para los que sufren porque vieron a Liza Minelli en vez de a Gary Cooper
para los que leen por atracción de la buena vecina
para los que nunca se han machucado un dedo
para los que trabajan para el gobierno y acusan a los otros que trabajan
para el gobierno
para los que tienen un hijo de no se sabe quién
para los que sabiendo de quien otro es el hijo lo mantienen
para los que teniendo mujer sueñan con hombre
para los que teniendo moral les falta mujer
para la mujer que con hombre es un témpano y con dedo lumbrera
para la mujer que despide al hombre a la mañana con buena ropa
y se queda comprando su propia abnegación
para la mujer que quisiera una verga y se da con un carro
para el marido imponente que en vez de dar semen da dinero,
en fin, no hay lugar sino para el guerrero que se juega la vida y la nave ha partido con personal dispuesto a la mayor batalla de un hombre cualquiera:
acabar la ignorancia, matar al ego.

ix

UNA BELLA MUJER NUNCA HACE NADA
pero engendra en el mundo convulsiones.
Es preciso mirarla, es necesario
sentir su piel creciendo en nuestras manos
Cada momento es renacer: nacer morir y renacer
Dialéctica del cambio
y amar para lograr el cambio
para el encuentro real y duradero
para engendrar más seres con más sueños posibles y deseos
de transformar el mundo…
Una bella mujer, verdaderamente,
la amamos con locura y la amamos.

Elegía
Para Ricardo González, in memoriam

i
SOLAMENTE A UN IMBÉCIL COMO TÚ SE LE OCURRIRÍA
morirse como tú lo decidiste
atado así, de esa manera, brutal arteramente.
Abandonar la vida sin despido,
emitir un adiós sin palabra ni gesto
lanzando a los espacios la moneda.
Sólo a ti que supiste trasegar estas calles
ampollarlas de irónica y burlesca saudade
se te pudo antojar esta última jugada,
bofetada a tu clase a la que reprochabas,
con tu inmensa ironía su estúpida arrogancia.
Echaste la moneda de giros redondeados
y la luz de las vueltas te golpeaba el cerebro…
Debes haber abierto los ojos como platos para no encandilarte
al sentir los destellos martillar tu cabeza
al mirar cómo el peso absorbía la gravedad silente al silbo de su ascenso
con la conciencia plena que no descendería.

ii
Solías abrir al mundo carcajadas duras,
cascar los corazones con flechas de tu encono
para dejar flotando profunda la palabra,
eliminando el peso del diálogo encogido en tu enorme cabeza
dura de corazón, blanda frente al acero.
Pero es que sólo a ti, muchachito ya viejo, se te podía ocurrir
elevarte en vuelo sin levantar el ancla.

iii
El café está amarillo la estúpida mañana
el atrábilis suena igual que el agua hierve
mientras la joven corre la acera matutina para hacer la figura,
y tú con iracundia, fugacidad en grano
lleno de la sapiencia ostentosa fluyendo igual que el viento pega
en las hojas que caen
te has burlado de todos definitivamente,
abierto y decidido como niño inquiriente
cogido en la sorpresa de un buen descubrimiento.
dejando el corazón esparcido en el suelo
como signo de burla de las buenas manera.

iv
¡Lanzaste la moneda incandescente!
¡Abrevaste los ojos en esa oscuridad que ató tus manos
esperando la luz que nunca viste
frente al fuego, al amor, la lucha, el tedio,
esa definición buscada en otra parte!

v
El mundo fue un remanso, ¡por fin!
¡La quietud de sus aguas te reflejó ese rostro
que buscaste en los rostros infatigablemente!

vi
El peso de lo vano te sacudió la frente.
de malabares finos y esencia indefinible.
te quedaste prendado… puede verse volar
tu burla circular hacia los cielos
suspensa como el sol en la línea poniente.
Tus ojos se quedaron esperando, esperando…

vii
Ablandar la cabeza en mal momento.
Separar del cerebro las dos manos sin aliento y tensión.
¡Solamente el asombro reflejado en tu rostro de infante en pleno vuelo!

viii
¡Buen comienzo ante un vaso de cerveza espumoso!
¡A buscar los misterios más crudos a otra parte,
gran amigo, ¡cabrón!, te aventuraste!

ix
La perfección del vuelo del albatros gigante sobre el plano horizonte
hace olvidar la estela de la barca terrestre.
La apuesta está en el aire mientras tanto
la ciudad y el calor se dilatan a golpes
de manera inclemente.

x
Hoy Venus ascendió como esperabas.
Hace falta en las calles ese paso zurumbo,
la presencia, la risa, la saudade inclemente,
Hace falta, Ricardo, hace más falta.

ARTURO SANTANA

N
ació en El Limón, Jalisco, México, el 28 de noviembre de 1949. Al egresar de la educación primaria en 1962 visitó en Palacio Nacional al presidente de la república y pasó a radicar en la ciudad de Guadalajara. Empezó a escribir en 1974. Durante 1977-1978 fue alumno del poeta jalisciense Adalberto Navarro Sánchez en la Escuela Normal Superior de Jalisco, de cuyas aulas egresó como maestro de lengua y literatura en 1979. Coeditor de revistas y publicaciones literarias en Guadalajara y Querétaro. Coordina un taller de lectura y creación literaria, Palabras Vivas, adscrito a la Red Nacional Autónoma de Talleres Literarios. Ha participado en la conducción de programas radiofónicos como promotor cultural (1990-1992 taller literario; 2000-2001 Miércoles Literarios). Entre los años 1990-1995 fue auxiliar de la editora catalana Nuria Boldó, desde el foro cultural La Pajarita de Papel y en Gatuperio, un folio de letras y artes plásticas en donde publicó poemas y reseñas, en la ciudad de Querétaro. Fue editor de una breve colección de Cuadernos de Cultura Literaria para los Maestros. Su obra poética se encuentra dispersa en varias publicaciones locales y nacionales, y parcialmente reunida en siete poemarios y dos opúsculos publicados desde 1987. Ha desempeñado diversas funciones de apoyo al Consejo Estatal para la Cultura y las Artes (asesor técnico, consejero, tutor). Radica en la ciudad de Querétaro desde 1984, en donde trabaja como maestro de didáctica de lengua y literatura en la Universidad Pedagógica Nacional.

Libros de poemas: Andamio, Guadalajara, Paulino Nivón y Juan Flores editores, 1987. Fugas en Mí Menor, Querétaro, Fondo Editorial del Gobierno del Estado-Centro Queretano de Escritores, 1990. Alba nuestra de cada día. Edición de autor (plaquette diseñada por Nuria Boldó). Querétaro, 1994. Paterna vía, Querétaro, Boldó i Climent Editores-El Hechicero Ediciones, 1994. Siete miras, Querétaro, Las flores del mal, 1996. De luz y tordos negros, Querétaro, Universidad Pedagógica Nacional, 1998. Nuria, Querétaro, Sangremal, 2000. La iguana, Querétaro, Fondo Editorial del Gobierno del Estado, 2000.

 

Fin de siglo

SITIE LA HORA UN ASCUA DEL ALUMBRAMIENTO
más allá del filo finisecular
mientras madura la palabra espera

otro relámpago en el tajo rosa
del amor para que abrase el agua
su matiz en la palabra dicha

otra voz luzca la muda terrenal
con la mordida de otra sangre
en paz como principio

otro fruto común otra
la historia.

Nocturno de Huntsville

ENTRE LA BRUMA FRÍA DE LA CIUDAD UN POLVO
de la luz nocturna se adelgaza al pie
aterido de la hierba. Tiembla un soplo de la soledad
sobre la víspera del jueves.
En la penitenciaría
cercana un condenado espera el último estertor
del día.
Un aura filial de la memoria le destaza
el pecho mientras dura en cada instante la zozobra
de partir.
El aire es un rescoldo del vacío.
El polvo de la luz busca la orilla. Tiembla
un soplo de la soledad.
Amanece.

 

Chiras Pelas

UN ÓVALO EL MUNDO, CURVA EN EL LÍMITE
de ese plano en la tierra más arco iris del trecho
libérrimo que es uno sobre la punta de los primeros
diez en curso y canicas. Grito y albricias en el principio
del sueño, pónganle Arturo como resuello porque respire a
tiempo en el ritmo de una nalgada y el adversario le reconozca
mérito de aprendiz. Una raya en el polvo la causa, la entrega sin
tregua sobre el rumbo de la contienda, con permiso anudando
el aire con este puño en la mira y abajo el último giro de este
milenio recuerdas cuarenta después sobre la palma de un
patio. Un lance apenas. Júbilo y cuento en el vértigo
del origen, llévenle agüitas como presente de
vidrio y esta apuesta de lágrimas por
aquello de una figura de niño
que falta en el juego.
Soy mano.

Arturo

MIENTRAS RESPIRA UN INSTANTE DE LA NOCHE, QUÉ CERCANA
fijación esta quietud, en el fondo de su paz duerme mi hijo.
Semejante vocación despierta un brillo de piedad
en mi vigilia. Veinte meses de edad y ya es asombro.
Lo creo porque escribo su nombre en voz baja
y una íntima vocal abre sus brazos al azar.
Rozo apenas un segundo su mejilla, qué profunda turbación,
la mía, frente al misterio de esa gracia. Leo en su sien una
página de octubre como un grito de iniciación al arbitrio
del tiempo
y la incertidumbre de su porvenir amplía el cerco
de su desafío.
Con él sueño un ardid, una treta del amor para incluirnos,
la certeza de un amanecer para afirmar juntos la proeza
de vivir.

Asomo por el oscuro hueco de una araucaria en ruinas

ES UN LEVE PESAR
un escozor en la palabra verde
una plaga en la voz íntima de la raíz
más honda de un árbol seco

en cada abril menos brotes
y rajaduras así del tronco despiertas
como si heridas gritaran

cada vez menos fronda y oscilaciones del día
cada vez menos nidos y mariposas
cómo atraviesa la luz
la dureza altiva de la araucaria
cómo la llaga
se fue secando con los crepúsculos de un invierno
y mi pesar un hueco frente a la ausencia de pájaros
qué gris se posa
el alboroto ninguno entre sus ramas.

Danzón con diva

BAILO CON MI SOMBRA UN MARTES DESDE EL AMANECER
hasta la embocadura con la trama
de esa circunstancia tan gris de mi cumpleaños cincuenta y uno.
Ven para acá, tesoro, me dice buscando una oreja
en la pausa de la seducción,
por qué tan solo.
Ella, la muy amante, diva en mis brazos,
sortea mi talla de rabo verde en ayunas cuando se inserta en cada
fisura de la edad como en el tiempo de un beso más en mis arrugas.
Su lengua me ata. No es de ayer sino de siempre el apego
de esta fidelidad entre su fondo y mi espina por más que su reiteración
anual sedimente la luz de mis fotografías.
Con un pacto de iniciación
bailamos la primera vez en la fuente más lúcida de una fiesta y su fervor
no me deja. Respira desde mi aliento. Se deja ver en cada víspera
con la oportunidad de un ajuste de cuentas mientras se adhiere
a mi presión arterial y en cada veintiocho de sagitario en noviembre
se enreda en mis brazos hasta saciarme. Muchos días de éstos, me dice
lamiéndome el cuello con una destreza de medio siglo en el ajo,

¿quieres otro?

Esta vía de la Madre Teresa

ES LA SERENIDAD DE QUIEN TOCA EL SENTIDO.

Ningún escándalo vemos en la comisura
de su fragilidad en prenda para tensar el alma justo
en la búsqueda de su vocación. Simplemente se da.
Con la apariencia de su levedad sonríe fraterna al rostro
de un paria en agonía
como si dolerse del otro
en el trance de su partida tuviese la fuerza
de un misterio terriblemente gozoso.
“Da hasta que duela”, dijo fundiéndose en la sentencia
que su espíritu pronunció como consigna.

Lava las úlceras de un leproso como signo
de esa analogía y ora en silencio con la serenidad
de quien roza el sentido;

de quien toca y vive el sentido.

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